OPINIÓN

Déficit y deuda pública

por José Tomás Esteves Arria José Tomás Esteves Arria

Un déficit presupuestario en cualquier Estado o gobierno resulta de una situación en la cual los ingresos son inferiores a los gastos. En contabilidad nacional se distingue el déficit primario (esto es, antes del servicio de la deuda) del déficit final. Antes de Keynes los ministros de Hacienda procuraban el equilibrio fiscal, era síntoma de buen manejo de las finanzas públicas, pero luego con el populismo y las políticas expansionistas e inflacionarias dieron pie al gran crecimiento de la deuda externa mundial tanto en países desarrollados como en países subdesarrollados. En los actuales momentos, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones internacionales, la deuda pública mundial ha alcanzado la cifra máxima de 303 trillones de dólares. Y a finales de 2022 se situaría en  92% del PIB mundial.

El caso venezolano es llamativo y muy interesante. En el año de 1970 la deuda externa era de 659 millones de dólares, apenas constituía 4,7% del PIB, y el precio del petróleo era de 2,3 dólares el barril. Para el año 1974, cuando el precio del petróleo pasa a 13,95 dólares el barril e increíblemente la deuda externa asciende a 1.099 millones de dólares. En 1986 ya había pasado a 34.930 millones de dólares, lo que constituía un pesado 57,7% del PIB. Eran los tiempos de gobierno del presidente Jaime Lusinchi, que mantuvo un control de cambios con devaluaciones. En 1984 la tasa de cambio se encontraba en 7,02 bolívares por dólar y para 1987 pasaría a 14,50.

Ante este panorama, desde el año 1986, se incrementó una posición deficitaria en el sector público consolidado. En efecto en 1986 el déficit había pasado a un 7,5% del PIB a un 9,8% del PIB en 1988. Estando, así las cosas, en 1989, Carlos Andrés Pérez asumió la presidencia de la República por segunda vez, se encontró sin reservas internacionales y se vio obligado a ejecutar una fuerte devaluación pasando la tasa de cambio de 14,50 bolívares por dólar a 34,68 bolívares por dólar ese mismo año: total una devaluación de  200% aproximadamente. Esto provocó a su vez un alza en los precios de 81%. También sinceró una cantidad de precios que estaban controlados y así aparecieron productos que se encontraban escasos.

Por otra parte, el gobierno de CAP comenzó un proceso de renegociación de la deuda externa, con apoyo del Fondo Monetario Internacional. Sea como fuere, en 1992 finalizó la negociación de la deuda externa cuyos mayores acreedores era la banca privada internacional. Así la deuda externa pasó de 26.586 millones de dólares a 31.006 millones de dólares, incluyendo allí la deuda de Petróleos de Venezuela que era de 3.901 millones de dólares.

Un dato adicional, en los años 1950-1975 Venezuela no gozaba de los elevados precios de sus crudos. Así y todo, creció según nuestro cuadro para otro artículo 1,36% su PIB por habitante, mientras que en los años 1975-1999 más bien se redujo.  ¡Algo increíble!

A partir de 1999 con el asalto “democrático” al poder por parte del teniente coronel Hugo Chávez, la explosión de gasto público, sin grandes mejoras en los servicios y el bienestar social, no tuvo casi límites. Los ingresos por exportaciones totales (petróleo y otros productos) fueron de 1 millón de millones de dólares, una suma exorbitante a más no poder.

La deuda pública venezolana a cargo directamente de la República alcanzó los 112.300 millones de dólares, por si esto no fuese mucho, la deuda a cargo de Pdvsa llegó a 71.500 millones de dólares más una deuda de 700 millones de dólares que tenía la Electricidad de Caracas, que fue expropiada por el gobierno. El indicador deuda externa/exportaciones que en 1999 era de 138,66% y en el fatídico año de 2017 llegaría a 434,12%. En el cuadro 2 podemos apreciar cómo a medida que subían los ingresos petroleros con magníficos precios del crudo, el déficit fiscal se mantenía y hasta se amplió en el año 2017 año en que estalla la hiperinflación.

La hiperinflación volvió trizas tanto a las pensiones civiles como a las militares. Tanto es así que hasta acabaron con las pensiones del Seguro Social al meter como beneficiarios a individuos que nunca cotizaron. El 28 de julio se perfilan unas elecciones con un candidato opositor a Nicolás Maduro. Se espera que gane el candidato dle la oposición para poder entrar en un proceso de renegociación de la deuda con e apoyo del Fondo Monetario Internacional y otros institutos multilaterales.