La historia narrada en el libro más vendido de todos los tiempos nos describe el más vil de los comportamientos humanos –que a pesar de las variables del tiempo y a pesar de desechar su importancia antropológica social- parece mantener su vigencia. ¡Hablo de la traición! Impúdico comportamiento excluido de los siete (7) pecados capitales. Ni siquiera tomado en cuenta para algún inciso o enmienda dentro de las leyes canónicas. Tampoco se ha evaluado incluirlo entre las siete (7) virtudes. Digamos que la traición es un ¡Ni-Ni! Hablo en serio.
¡No vengan con eso de ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario!
Judas Iscariote, siendo uno de los apóstoles de Jesús de Nazaret, entregó al filósofo del amor y el perdón a los sumos sacerdotes judíos para que lo crucificaran por treinta monedas de plata. ¡Lapidaria fue la entrega con un beso! Qué triste destino el de Judas. Dios le asignó la misión de traicionar a su hijo y ser odiado por la historia. Como dicen ahora: ¡No tuvo chance!
Que alguien me explique por qué Dios no perdonó a Judas. ¡Él cumplió con su misión y se arrepintió lo suficiente para colgarse!
Traiciones históricas hay muchas. Efialtes vendió al rey Jerjes por gloria, poder y respeto, al rey Leónidas con sus 300 guerreros en las Termópilas. El gran Julio César fue literalmente traicionado y apuñalado por sus amigos Bruto y Casio.
Amores. Los amores son otra visión diametralmente opuesta.
Mi memoria podría extenderse por milenios.
La pasión de Paris y Helena desafió a los dioses con el triste fin del imperio troyano.
Marco Antonio y Cleopatra. Distintas geografías, distintas culturas. Un amor que cambió el curso del imperio egipcio y el romano.
El amor legendario entre el Shah Jahan y Mumtaz Mahal, que dio origen a una de las siete maravillas del mundo: el Taj Mahal.
El duque de Windsor, príncipe heredero de la corona británica de Eduardo VIII, renunció al trono por amor al casarse con Wallis Simpson.
Hay muchas más. Romeo y Julieta. Hamlet y Ofelia. Cyrano y Roxana.
Remordimientos Solo recuerdo uno y es histórico. El del pueblo venezolano luego de haber votado y creído en Hugo Rafael.
Sin duda este remordimiento es épico, y esculpirá en la historia el nombre del comandante eterno. ¡Aunque no como él lo soñó!