OPINIÓN

De patria a lavandería

por Antonio Ledezma Antonio Ledezma
medidas de Bioseguridad

EFE/ Miguel Gutiérrez

En Venezuela no queda ninguna institución a salvo de la jauría dictatorial, la única que goza de legitimidad de origen como es la Asamblea Nacional que se dieron más de 14 millones de venezolanos el pasado 6 de diciembre de 2015. En medio de esa anarquía institucional, Maduro impone una ley irregular llamada «Antibloqueo» mediante la cual confirmará que Venezuela es la gran lavandería del narcotráfico, la explotación de oro y los negociados de la corrupción. Por eso la importancia del territorio nacional que se esmeran en cercar con sus aliados del Foro de Sao Paulo.

En Venezuela, tanto el Poder Electoral como el Judicial están secuestrados por grupos que actúan como comisarios políticos a favor del régimen dictatorial que los usa a su antojo. Tal ha sido el desparpajo que Maduro ordenó a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia declarar en desacato a los diputados a la Asamblea Nacional, situación que se mantiene después de 5 años de haber sido elegidos los parlamentarios.

En Venezuela no existe Estado de Derecho, lo que funciona es un narcoestado. Además, la soberanía nacional está comprometida por grupos que han somalizado el territorio nacional, en donde operan a sus anchas los cárteles de la droga de Colombia, México, Perú y Bolivia. Buena parte de la Guayana venezolana, en donde está el Arco Minero, la controlan los tentáculos de las FARC y del ELN, grupos narcoterroristas de Colombia, que se combinan con las células de Hezbolá y los pranes que presiden los gobiernos paralelos que manejan desde los recintos carcelarios del país. Más de 18.000 bandas delincuenciales tienen zonas bajo su control en donde no es posible que entren cuerpos policiales. Esas bandas perpetran asaltos, secuestros, sicariatos, hurtos de vehículos y celulares, también de viviendas y cobran vacunas o extorsionan a comerciantes y productores agropecuarios. A esa corporación criminal que encabeza Maduro se le garantiza la impunidad para que Venezuela sea un Estado fallido y forajido al mismo tiempo.

La Fuerza Armada Nacional fue corrompida por el chavo-madurismo siguiendo instrucciones desde Cuba. En Venezuela están metidos más de 20.000 efectivos cubanos que fiscalizan las guarniciones militares, y al mismo tiempo manejan las oficinas de identificación donde se tramitan los documentos de identidad, las notarías y registros públicos. También es de notoriedad internación el llamado Cartel de los Soles, en alusión a las insignias que identifican el rango de los oficiales militares de Venezuela, que tiene el control interno del tráfico de drogas.

La autoridad electoral no es más que una junta que dirige la Casa de los Trucos, porque en Venezuela no se respeta la voluntad soberana de los electores. El registro electoral es tóxico, está envenenado de datos que no se detectan porque el régimen no permite realizar observación confiable del proceso de votación ni auditorias posteriores a los escrutinios. Los rectores que dirigen el Consejo Nacional Electoral son fichas que proceden descaradamente a favor de Maduro.

En Venezuela los principales líderes políticos disidentes están presos o en el exilio. La mayoría de los partidos políticos están ilegalizados o maniatados por agentes que obedecen al régimen. La libertad de expresión brilla por su ausencia y la línea editorial de los medios de comunicación la impone el régimen porque los compró o los asfixió financieramente.

Por lo antes dicho lo que tiene programado Maduro para el 6 de diciembre es “la madre de los fraudes”, superior al del pasado 30 de julio de 2017, cuando los propios técnicos de la empresa de Smartmatic admitieron, horas después de verificado el fraude, que se habían trucado más de 1 millón de votos y más escandaloso que el fraude protagonizado por Maduro y su banda el pasado 20 de mayo de 2018 que dio lugar a que al día de hoy más de 60 gobiernos del mundo libre imputen a Maduro de ilegítimo. Esperamos que esa misma comunidad internacional amplíe su repudio a este esperpento electoralista de la narcotiranía venezolana. Debe quedar muy claro que no habrá elecciones trasparentes en Venezuela hasta que no haya cesado la usurpación de esas mafias que manipulan las instituciones del país.

@alcaldeledezma