OPINIÓN

De los Welser a Maduro

por Carolina Jaimes Branger Carolina Jaimes Branger

Hace unos días, un periodista comentó en un chat que la destrucción de Venezuela había comenzado con los hermanos Monagas. Yo le respondí que había comenzado trescientos y pico de años antes: porque el proceso de depredación en Venezuela comenzó en 1528, cuando el emperador Carlos V de Alemania y I de España, para pagar la deuda que tenía con unos banqueros alemanes de apellido Welser, les entregó la explotación de la Provincia de Venezuela y parte de la Nueva Granada. El contrato que firmaron exigía que –además de la explotación– los Welser fundarían ciudades y evangelizarían a los indígenas. La única ciudad que fundó uno de ellos, Ambrosio Alfinger, fue Maracaibo. Pero esa fundación fue temporal. La ciudad se fundó dos veces más. Alfinger fue asesinado por los indígenas en Chinácota, Nueva Granada, con una flecha envenenada.

Los enviados por los Welser, Alfinger, Nicolás Federmann, Jorge de Spira, Heinrich Remboldt, Bartholomä Sayler, Philipp von Hutten y Bartholomeus Welser, incumplieron todos los contratos con la corona española. Detuvieron el proceso de conquista y no colaboraron con la colonización, porque lo único que les interesaba era sacar lo máximo de estas latitudes. Dieciocho años estuvieron en estas tierras sacando todo lo que podían. Buscaron El Dorado hasta que se fueron. Y dejaron un territorio arrasado.

Hay quienes arguyen que la pobreza en Venezuela –hasta que se descubrió el petróleo- se debió principalmente a que no fuimos más que una Capitanía General. Pero Guatemala también lo fue y aún hay construcciones maravillosas de la época de la Colonia. Aquí hay muy pocas cosas.

La violenta ruptura con España después de la Guerra de Independencia y el trágico siglo XIX –dos guerras civiles (la de Independencia y la Federal) y caudillos, caudillitos y caudillotes- nos trajo al siglo XX convertidos en la Cenicienta de América Latina. Hasta que se descubrió el petróleo.

Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita iniciaron el proceso de explotación y la modernización de Venezuela. Lo siguieron sus sucesores en el poder y para los años setenta del siglo XX el nuestro era uno de los países más promisorios de nuestro continente. Con la nacionalización del petróleo en el primer gobierno de Pérez parecía consolidado nuestro futuro.

De hecho, un estudio de prospectiva hecho en 1973 por uno de los más famosos “think tanks” del mundo, el Club de Roma, determinó que los tres países en vías de desarrollo que serían países desarrollados a la entrada del nuevo milenio serían Irán, Irak y Venezuela. Se equivocaron con los tres. Esto demuestra que para medir el grado de desarrollo de un país no son suficientes solamente los indicadores económicos. Malas decisiones, corrupción y la defenestración de Pérez en su segundo gobierno trajeron al chavismo-madurismo: los Welser del siglo XXI. Igual que ellos, llegaron con las agallas abiertas. Igual que ellos, llegaron a llevarse lo que podían. Igual que ellos, no les importaba lo que pasara con el pueblo venezolano. Igual que ellos, llegaron a arrasar con todo… y casi lo logran.

Los Welser pudieron subyugar a muchas tribus de indígenas. Pero hubo otras que los desafiaron, los embaucaron y los derrotaron. Como aquellos remotos ancestros, aquí seguimos resistiendo. No nos rendimos. Y Maduro y su combo, como los Welser, se irán con sus maletas, quizás repletas, pero se irán. Y nosotros entonces podremos reconstruir el país que soñamos.

@cjaimesb