Con el pasar del tiempo y las diferentes experiencias de vida que he tenido, he llegado a la conclusión de que hombres y mujeres, no en su totalidad, si les dan algo de poder, sacan a relucir sus miserias. Es lamentable, porque cuando eran personas sin preponderancia alguna, eran afables, solidarios y considerados.
Pero, nunca falta un pero, cuando ostentan posiciones de poderío, realizan todos los malabares posibles para no perder los beneficios que del mismo obtienen, sin importar las consecuencias que originan. Cuando se aferran con uñas y dientes para seguir disfrutando de su supremacía, la mentira, el engaño, la falacia y la patraña, forman parte de sus mensajes diarios, para seguir mostrando su avaricia y ruindad.
Se valen de cualquier cosa, no les importa guardar las formas de decoro, ni mucho menos la moral y la ética, que la han desterrado de sus acciones personales. Son capaces de las acciones más innobles, con tal de seguir mintiendo y disfrutar de su posición. Pero, segundo pero, cuando se valen de los niños para seguir justificando sus tropelías, allí demuestran que son seres viles e infames, cuando los infantes son utilizados como instrumentos para alienar y manipular, para que prevalezca una sola forma de pensar.
Durante los años de la revolución bolivariana hemos visto niños que son utilizados en desfiles militares y en campañas políticas, o en caso extremo, realizando representaciones de próceres de la revolución, disfrazándose de Hugo Chávez u otro caudillo que resalte los beneficios del proceso revolucionario.
Todo lo descrito anteriormente viene precisamente por lo siguiente. Navegando en Internet hace unos días, me topé con una caricatura, que al principio me parecía una burla, pero en la medida que iba indagando, mi asombro se convirtió en rabia, cuando pude comprobar un dibujo animado de Nicolás Maduro, que lleva como nombre “Super Bigote”. Yo parto del principio que los niños son intocables, que deben mantenerlos alejados de cualquier tipo de adoctrinamiento, porque ellos tienen derecho a vivir su infancia, en el cual solo se debe destacar el aprendizaje, la interacción con la familia, el jugar con amigos y vivir su mundo de fantasía, ya que tendrán tiempo para ser adultos y hacer frente a los diferentes avatares de la vida cuando sean mayores.
Pero volviendo a Super Bigote, en la cual su mensaje recurrente es el siguiente: “De los malos me encargo yo”, además de contar con una mano de hierro, claro está, en su brazo izquierdo naturalmente, no va dirigido al público adulto, por el contrario, en su presentación y en la estructura de sus personajes, el público infantil es la meta de su mensaje. Y no está de más aseverar, que su finalidad es adoctrinar a los niños, que son fácil presa de mensajes tendenciosos y falsos.
El dibujo animado, Super Bigote, cuando desarrolla su trama, en todo momento hace énfasis que lo que sucede en Venezuela, no es culpa de Nicolás por su pésima administración, sino más bien busca la manera de exculparse de las diferentes carencias que sufre el pueblo venezolano, achacando a la injerencia extranjera de todos los males que nos embargan. Allí entra Super Bigote y su mano de hierro, como instrumento de propaganda, transmitido a través del canal de todos los venezolanos, Venezolana de Televisión, además, a ritmo de salsa, se exalta que es “indestructible”.
El fondo musical, me refiero a la banda sonora, que en este caso es la salsa, este ritmo siempre se le ha identificado con las clases populares, naturalmente allí está el grueso de la población en Venezuela y es su principal objetivo mediático.
Su parecido con Superman, porque lleva su ropa interior por fuera, combatiendo el imperialismo yanqui, en el cual los villanos del relato resultan ser líderes de la oposición, me refiero a Julio Borges y Henry Ramos Allup, caricaturizados de forma grotesca, que reciben órdenes de la Casa Blanca, para poder así generar zozobra que sacude al país. Es un recurso que entra en las características del populismo y el culto a la personalidad, en el cual el mesianismo plantea la necesidad de un salvador.
La función de la caricatura es calar en el imaginario del pueblo, específicamente en los niños y adolescentes, que se fije en su memoria, como una única alternativa de verdad sobre temas concretos, en pocas palabras, manipular a ese sector de la sociedad, que son más vulnerables a mensajes engañosos, además, cuando copian la figura de Superman, dibujo animado conocido por sus diferentes presentaciones, que forma parte de la cultura popular del siglo XX y XXI, jugando con los mismos colores pero invertidos en el traje de rojo que identifica al oficialismo chavista y capa azul (Superman tiene el traje azul y la capa roja, pero en la última película, tiene el interior por dentro del pantalón). Es un instrumento para poder así utilizar el fraude y presentarse como el nuevo superhéroe que con sus capacidades únicas, puede solventar los problemas del país.
No hay que olvidar su mano de hierro, que es la izquierda para más señas, la cual es un símbolo de su fortaleza, no solo física sino ideológica, para combatir a los enemigos de la patria, en la cual el imperio norteamericano se encuentra en primer lugar, seguidos por sus lacayos, representados por todos los políticos venezolanos que no están de acuerdo con el régimen.
La utilización de los cómics como medio de manipulación, ha sido un recurso reiterado usado por regímenes, que buscan adoctrinar a la población. Investigaciones realizadas por expertos en la materia, señalan que los dibujos animados pueden causar tristezas, alegrías, suspenso, acción o actitudes condicionadas hacia una situación determinada. Por ejemplo, los de mi generación, muchos lloraron cuando murió el abuelo de Heidi o cuando Marco encontró a su mamá en Argentina.
Hay que resaltar, que el cómics en sus diferentes presentaciones, es decir, sea en revistas como en su versión animada para cine o televisión, está muy presente en la sociedad actual. Películas de Disney, DreamWorks, Warner y otras productoras audiovisuales, tienen en su haber departamentos de animación, porque están conscientes que sigue siendo un mercado atractivo, que llega no solo al público infantil sino adulto.
Hay que recordar que el cómics es considerado el noveno arte, porque es una forma de presentar los hechos de manera ligera, amena y agradable, mas en una sociedad como la actual, en la cual estamos inmersos en una vorágine que nos engulle el tiempo y tenemos la sensación que nos faltan minutos para realizar todas las actividades, por lo tanto, la velocidad en el flujo informativo, acompañado a su vez, por imágenes y textos seductores, ayudan a digerir de manera instantánea toda la información, porque el retraso, es un pecado que no permite la sociedad del conocimiento.
Aquí de nuevo entran los dibujos, sean animados o tipo cómics de revista, en el cual con el uso de colores sugerentes, una música envolvente y un texto convencedor, logra permear en aquellos sectores en el cual va dirigido el mensaje. Porque al fin y al cabo, la finalidad de Super Bigote es influir en los receptores al recibir dicha información, bajo una pobre interpretación, la acepte sin meditar si es cierta o falsa, identificándose con ella y lograr así su objetivo, que es convertir su mentira en una verdad.
Más allá de la hilaridad que puede ocasionar esta situación, hay que preocuparse también, debido a lo osado y poco escrupuloso del régimen de Nicolás, en seguir adelante con este lavado de cerebro, que quiere llevar a cabo a los sectores más vulnerables de la sociedad, como lo son los niños y los adolescentes.
No hay que desestimar que los dibujos animados al presentar un hilo coherente entre las acciones y las consecuencias, pueden interpretarse como la única manera de hacer frente a los supuestos saboteadores de la revolución, que es a través de actos de coacción como el que lleva a cabo el Super Bigote, porque lo que es diálogo, la tolerancia y el respeto, no forman parte de la trama y la única manera de que prevalezcan los ideales del socialismo, es enfrentarlos a través de la violencia que representa su mano de hierro, como arma ejecutoria.
Lo que preocupa es que los niños y adolescentes al ver esta caricatura, sin supervisión de un adulto, pueda acarrear a una mala interpretación de la realidad, buscando una explicación a sus emociones y sensaciones en el momento de ver a Super Nicolás, aumentando su agresividad hacia aquellos que piensa son los causantes de los problemas que afectan a su entorno.
Espero que con el tiempo, se pueda encontrar algún tipo de kryptonita que pueda hacer frente a tamaña estupidez, la cual los efectos, si se siguen transmitiendo esa forma tan falsa de presentar los hechos, en unos años las nuevas generaciones sólo albergarán resentimientos y odios hacia aquellos que piensen diferentes a los preceptos revolucionarios. Si seguimos así, pronto veremos estatuas de Nicolás por todo el país y la instauración de la dinastía de Maduro I.