“El zorro pierde el cuero, pero no el vicio” Refranero popular
Hace días y en declaraciones seguidas, Diosdado Cabello y Nicolás Maduro anunciaron que la asamblea nacional constituyente culminaría en diciembre su labor y no presentaría, sin embargo, un texto cuidadosamente elaborado que, según, antes y en repetidas veces proclamaban, transformaría al Estado y lo dotaría de una nueva Constitución.
El resultado pues, del enjundioso, sesudo y sacrificado trabajo de la revolucionaria anc del chavismo, madurismo, diosdadismo, castrismo, militarismo fue y, para no desentonar, un fracaso, otro más, porque no se alcanzó el ofrecido objetivo sino todo lo contrario.
No obstante, el presidente de la anc, Diosdado Cabello, habló de sancionar unas “leyes constitucionales” que algunos llamaron constituyentes, para facilitar el trabajo de los poderes públicos. Acotando terceros, además que esas “leyes” no podrían ser derogadas sino por un órgano constituyente y que tendrían validez y primacía, incluso sobre las leyes orgánicas hoy vigentes.
Imagino que, como el icónico Pulgón, se habría reído ante un espejo para celebrar su genialidad y socarrón, declararse vencedor de la purulenta y alicaída derecha y ladino, astuto, volver a figurar porque se le ve más que venido a menos.
Nueva treta frente al adversario maniatado, en el mórbido juego mental que los espalderos y epígonos del difunto se han permitido, creyéndose como aquel todopoderosos, pero no luce en derecho sustentable como tampoco todo aquello que contra la Constitución han hecho para simular legitimidad el 6D quienes carecen completamente de ella ni por origen ni por desempeño. Ese es por cierto el drama del Estado fallido que define bien al ejercicio de estos últimos 22 años.
De allí que no son ni serán reconocidos esos actos simulados y manipulados por el mundo y forman ya parte del contencioso grueso que la historia les prepara y a la que se agregó la denuncia de la ONU sobre delitos contra la humanidad.
Pero volvamos al asunto de marras y no figuran, en nuestra experiencia constitucional, las llamadas leyes constitucionales. Nuestra tradición no las ha instrumentado y es relativamente fácil advertir que el mandato, al que debe someterse la anc, no es distinto a lo previsto en el artículo 347 de la carta magna y ello en caso de que no fuera como es, un órgano irrito, originado en la usurpación y el fraude.
Prescindir de la consulta al soberano, que es universalmente el mecanismo adecuado para aprobar una normación con naturaleza constitucional, tal como está previsto en los procesos de enmienda y reforma previstos en el título IX de la Constitución vigente, lo que le da el carácter rígido a la susodicha eiusdem, y es de suyo natural en un Estado constitucional, acatando el artículo 5 que reconoce en el pueblo el poder soberano, desconocería y violaría groseramente también a la misma CRBV, en su espina dorsal, la distribución de poder y competencia, subrogándose acaso, en la Asamblea Nacional y sus atribuciones.
El tema jurídico y constitucional fue tratado por un jurista larense y a sus trabajos me remito para no abusar de un artículo que no pretende ser un ensayo. Me refiero al larense que fuera juez Jesús Jiménez Peraza que puede seguirse en el blog: jesusjimenezperaza.blogspot.com.
Otro excelente artículo sobre la materia, lo escribe un académico y paisano de sangre del abogado guaro Peraza. Se trata del profesor Ramón Escovar León, en El Nacional del pasado martes 15 de septiembre de 2020 y titulado “Carl Schmitt y las leyes constitucionales” que deja prístino el procedimiento así articulado, como de índole totalitaria, invasiva y antidemocrática.
Usurpar al Estado desde el régimen, hacer de las bayonetas el argumento, irresponsabilizar la gestión del poder, negándose a rendir cuentas y criminalizando la ciudadanía; inficionar de personalismo, ideologismo y militarismo a las instituciones y especialmente a la justicia, arruinar al otrora país rico no parece suficiente para los que han gobernado sino que quieren lisiar con sus sesgos a la Venezuela que ha de despertar y apartarlos.
Se hablan, entre ellos, de cómo era zorro el caudillo de Sabaneta, vivo y calculador pero patéticamente ignaro. Como dicen por allá y valga la evocación: “zorro se hace el muerto pa’ comé zamuro vivo”, y vienen las risotadas, pero ya los conciudadanos aprendimos y cotejamos, comprendemos y asimilamos aquello creo de Harry Truman: “El hecho de que el zorro sepa mucho de gallinas, no persuade para que lo encarguemos del gallinero”.
Despertarnos, desperezarnos, sacudirnos esta pesadilla, esta peste, esta piara, es la prioridad ciudadana.
@nchittylaroche