OPINIÓN

De la mentira y otras felonías

por Nelson Chitty La Roche Nelson Chitty La Roche

«El poder que tiene el gobierno para meter un hombre a la cárcel sin formular ninguna acusación conocida por la ley y, en especial, para negarle el juicio de sus semejantes es aborrecible en gran medida y constituye el fundamento de todos los regímenes totalitarios sean fascistas o comunistas”. Winston Churchill

El más grosero déficit de la revolución chavomaduristamilitaristacastristaideologista que, por cierto, insisto en que será recordada como la revolución de todos los fracasos, es el de la verdad podría decirse, pero hay otro que le compite y es el de la responsabilidad.

En efecto, los dignatarios del régimen mienten compulsivamente y lo peor es que no asumen jamás sus errores, falencias y torpezas. Escuchar a Maduro hablar sobre la inasistencia de Venezuela a la audiencia en la Corte Internacional de Justicia en el contencioso que se ventila sobre el Esequibo porque no aceptan la jurisdicción del ente y perder la ocasión de llevar a consideración nuestra racionalidad histórica, bien sustentada documentalmente y un alegato con indudable crédito jurídico, nos deja a todos estupefactos.

¿Cómo puede ser esto posible? Pues, antes de Maduro fue Chávez, el inefable comandante eterno, compulsivo demagogo, quien en 2005 le brindó a Guyana un alibi para saltarse el Convenio de Ginebra y ejercer soberanía en ese territorio en disputa del cual fuimos despojados vilmente por la pérfida Albión hace más de un siglo.

Lo grave es, sin embargo, que fueron acciones irreparables. Me refiero al resultado ya previsible del asunto Esequibo de un lado y, del otro, a la pretensión de impunidad con la que algunos poderosos se pasean con ínfulas imperiales, después de habernos llevado al naufragio y haber encallado a la nación contra las piedras. ¿Quién dará la cara por eso?

No reconocen el desastre que trajeron y mantienen, solo su patológica ambición de poder y su convicción de que serán siempre capaces de burlar el deber y de zafarse de cualquier tipo de control.

Empero, un pequeño destello toma significado en la decisión de la Corte Penal Internacional. ¿Cómo se zafarán de esa? Me imagino que, como los dictadores africanos, lo harán escondiéndose y saboteando cualquier intento de ir por la verdad y la consecuente responsabilidad.

Lo último que nos ofrecen en su histrionismo cínico fue el espectáculo del calendario electoral. Vergonzosa comedia la que protagonizaron, para al final decidir e imponer la parodia del 28 de julio creyendo que celebrarán el que pudo ser un aniversario del nacimiento del demoledor de la patria y, por las buenas o por las malas, ganar las elecciones que de una vez se anuncian como la oportunidad que no se ve pero que existe de darles la patada histórica y lograr la liberación de Venezuela.

No hay en ellos ni un ápice de coraje y valentía. Qué miedo le tienen a María Corina Machado o quizás a verse en algún momento ante el juicio de su propio pueblo que les creyó, apoyó, confió completamente y ahora paga por ello el mayor costo de oportunidad que se haya por nadie más comprometido.

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