El sueño de la razón engendra monstruos”, Francisco de Goya

Si de algo pudieran ufanarse los barones y baronesas del régimen es de su notable capacidad para calcular y acertar en sus acciones y planes; claro que, asistidos en el cometido, por las estratagemas, ardides y maniobras de la más variada naturaleza, con las que suelen acompañar sus siempre deshonrosos propósitos.

Es innegable que lo hacen eficazmente y, a decir del otrora conspicuo general y hoy apenas el Pollo Carvajal, les ha valido para adulterar la mayoría de los resultados electorales y las consultas referendarias que se produjeron o pudieron haberse realizado, constitucional y democráticamente, hasta lograr gobernar y arrasar al país en todos los órdenes, irresponsablemente, con lujo de impunidad, durante veinticinco años, largos y costosos para la patria.

El ejercicio de un juego de verdades desnaturalizadas, falsedades, imposturas, simulaciones de mera apariencia democrática, les ha permitido, hasta ahora prevalecer, sin que la nación soberana haya juzgado sus ejecuciones, libremente, legalmente, limpiamente.

Desrepublicanizaron, desconstitucionalizaron, desistitucionalizaron, desconvencionalizaron y desdemocratizaron al país, tenido como un paradigma en nuestra América Latina y lo llenaron de pobreza y desolación.

Les ha servido para hacerlo, la sistemática felonía, para concupiscentes medrar. Un cuarto de siglo de la ineptitud, el fracaso, la corrupción y el pecaminoso, palpitante, compulsivo y mórbido deseo de no rendirle cuentas a nadie, es su programa existencial pendiente.

Empero, regresando a la idea del comienzo, les ha llegado una hora de debilidad, flaqueza, precariedad. La primaria que montó, contra viento y marea, la sociedad civil que, por cierto, también es opositora, se consumó y lo hizo exitosamente, con la participación de 2.500.000 compatriotas que se atrevieron a desafiarlos como ciudadanos.

No lo esperaban. Les fallaron sus cálculos y es comprensible porque están cada día más lejos de la gente que se ha dado cuenta que los desprecian y usaron, manipularon cínicamente.

Del hogar modesto y sencillo que antes votó por ellos y los apoyó en todo y a todo evento, de allí mismo salió por la puerta, un ser humano harto del eterno desastre, de la pobreza, la necesidad insatisfecha, el desmembramiento de la familia y el conculcamiento del futuro que se consintieron los revolucionarios de todas las mentiras y todos los fracasos, y sufragó contra ellos básicamente.

No fue la escuálida clase media sino el pueblo todo y de todas partes, de todas las latitudes y extracciones, quienes salieron y respaldaron a la retadora MCM, su némesis surgió entonces cual justiciera.

Empero, veamos que acontece dentro del régimen ya desahuciado de cualquier devenir electoral. A Maduro no se le asigna ningún chance de recuperación y la lucha interna tropieza con egos e intereses que por perversos lograron conciliarse en otros momentos pero que temen lo que pueda venir y… vendrá. Un exorcismo popular comenzó ese 22 de octubre pasado y es bueno que lo sepan y lo asuman los actores de la maldad.

El demonio ardido también juega y lo primero es vengarse. Suturarle a la primaria y a sus protagonistas, algún tipo delictivo es la ocurrencia del fiscal general de la República. Echar a andar un impúdico proceso de criminalización y judicialización de la ciudadanía no los sacia, pero los entretiene.

Al sainete se suma la sala electoral del tsj con una decisión irrealizable en una de sus partes porque suspender la consulta popular primaria y sus efectos después de haberse la susodicha realizado es imposible. “Palo dado no lo quita nadie”.

El Derecho Penal del enemigo fue la práctica odiosa, hórrida, indigna que el Estado hitleriano impuso para, desconociéndolo todo, más que juzgar, castigar, borrar a quienes disentían o simplemente eran diferentes, los judíos y así se llevó a cabo a partir de 1935 y la sanción de las leyes de Nuremberg. Algunos no judíos corrieron la misma suerte.

¿Veremos otro capítulo, entre otros más, en nuestra agónica Venezuela? ¿El opositor no es adversario ni ciudadano sino enemigo, como sienta la doctrina de esa dupla tan ejemplarizante, los Ortega-Morillo, que ha de tener un final que me recuerda aquel de Nicolae Ceaușescu?

Escribí antes de que el poderoso creara, para medirse el traje de cuasi divinidad, su propio duelo. Presiento que estos veteranos, pero siempre aprendices de brujos, andan buscandito las palabras adecuadas y se oyen rumores y murmullos de la canalla que acecha detrás. Si Dios quiere veremos y ellos también verán.

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@nelson_chitty


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