En el momento de escribir esta nota dominical se debe estar realizando el protocolar acto de trasmisión de poder en Colombia. Gustavo Petro, con una no muy afortunada gestión como alcalde de Bogotá hace pocos años, asume la Presidencia de la República. Un mundo incierto de expectativas se abre tanto para su país como para Venezuela, el resto del continente y buena parte del mundo.
En nuestra modesta opinión Iván Duque ha sido un gran presidente. El ciudadano común de Venezuela tiene muchas cosas que agradecerle. En especial el trato, la consideración y el respeto que ha brindado a los venezolanos migrantes. No es poca cosa. Algo más de dos millones de compatriotas han sido acogidos con dignidad y apertura de posibilidades de trabajo, salud y educación en relativo poco tiempo.
Por otra parte, Duque ha sido permanentemente solidario en la lucha por los principios y valores fundamentales que alimentan la vida en libertad y democracia. No ha vacilado al actuar en consecuencia en un tiempo muy difícil para Venezuela y el resto de un continente de peligrosas características en la hora actual. Nuestra solidaridad y respaldo lo tendrá para cualquier actividad política o de cualquier naturaleza que emprenda en el tiempo por venir.
Con relación a Gustavo Petro hemos dicho que estamos en expectativa vigilante. Una cosa es su pasado, polémico, cuestionable para los demócratas auténticos y otra la de los últimos años en abierta lucha electoral hasta lograr el objetivo de ser presidente. No queremos que la dosis de incertidumbre que tenemos, se convierta automáticamente en prematuro rechazo o decepción basada en el pasado conocido. Ser presidente de Colombia no es cualquier cosa y Petro no es bruto. Su gran misión será alcanzar sus objetivos y cumplir los compromisos electorales, sin violentar el orden constitucional y legal existente. Allí están claramente establecidos los caminos para cualquier cambio o reforma institucional que considere necesaria. Lo peligroso sería apartarse de lo señalado y actuar por las vías de hecho. Las reacciones no se harían esperar. Lo importante es que él lo sabe.
Como buen venezolano, nacido, criado y desarrollado en una zona fronteriza muy importante como es el estado Zulia, la cual tuve el honor de dirigir como el primer gobernador electo y reelecto por votación popular, de conocer en profundidad la Guajira en ambos lados de la frontera y de sentir afecto permanente con Santa Marta, Barranquilla y Cartagena, adonde nuestros padres nos llevaban de niños para luego seguir visitando esas hermosas poblaciones en cualquier oportunidad, espero lo mejor en esta época tan incierta.
Por labores parlamentarias tuve que profundizar sobre el problema del narcotráfico y del terrorismo. Muchos vínculos se fortalecieron en Bogotá y otros países del área y España. Estamos atentos. Somos la misma nación aunque contenida en dos países, como ha sido dicho.
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