La historia se repite porque la sociedad no ha aprendido. Estamos viviendo momentos tan críticos o peores que en los tiempos de la Guerra Federal. Una mortandad por violencia o falta de medicinas que alcanza niveles estratosféricos, un éxodo que cada segundo que pasa es más agudo, niveles de intolerancia y agresividad al estilo de la Suráfrica del apartheid, clanes de gánsteres despellejando insaciablemente al país, un régimen que copia al carbón los pasos del holocausto nazi, y un largo y aterrador etcétera le sigue a la lista pero, aún no hemos aprendido la lección.
El principal problema y el más grave de los tres es el social. La sociedad es el núcleo fundamental de un país y por ende, es el que decide su destino. Pero la sociedad en la que cohabitamos se ha transformado en una «suciedad» de tribus de caníbales sedientos de carne fresca. El nivel de respeto y tolerancia ha quedado extinguido, ya que por sólo pitar te pegan un tiro, te roban y se dan a la fuga. La verdad, aunque duela, hay que decirla y tratar de cambiarla.
El intergaláctico destructor y su «revolución bolivariana» llegó con un proyecto de poder, mas no de país, producto del descontento, desprendimiento y desteñida de los políticos y partidos tradicionales a partir de los años setenta. La inmoralidad y desconexión total hicieron que los líderes de una nación ascendieran a la cúspide del poder, un poder que éstos fueron amalgamando a costa de sangre, venganza, engaños, corrupción y más.. Ahora, ese poder ya concentrado y centralizado lo usan a toda costa solamente para lograr su cometido: la eternidad mediante más poder.
Fomentar el resentimiento desmesurado, auspiciar el odio desmedido, desnudar a sus adversarios para que los «caníbales tribales» hagan de las suyas en cualquier escenario, dividir a toda costa, confundir más y más con cinco o diez noticias falsas entre otras técnicas son las armas más poderosas de éste régimen de facto. La razón se la doy a un político parisino cuando dijo que «la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan».
“Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas”, una frase del milenario libro de Sun Tzu que debemos analizarla cuanto antes porque ellos la utilizaron contra nosotros y muchos cayeron pues esperaban una fecha mágica, el final épico en donde Zeus desciende del Olimpo, manda un rayo divino y toma venganza por cuánta atrocidad ha tenido lugar en nuestro país. ¿Por qué cuando hubo el llamado constitucional a luchar en las calles la respuesta fue de loco, guarimbero en adelante? ¿En qué se diferencia la gestión de un gobernante que no recoja la basura a un ciudadano que baje su ventanilla para botar cualquier cosa? ¿Por qué hablamos de la cajita CLAP, pero cuando se hace una donación la foto no puede faltar? ¿El populismo opositor es el que es bueno y el otro es malo? ¿En qué se diferencia un chavista llamando “escuálido” a un opositor y un opositor llamando “traidor” a otro opositor? Aunque duela, lamentablemente es así, pero la culpa es de la vaca.
Más allá de esperar el final apocalíptico, sentarse a anhelar la transición al frente de un computador, apoyar la infantil teoría de tomar Miraflores desde las redes sociales, «asumiendo las consecuencias» porque se dice lo que las personas quieren oír, se debe construir un verdadero mensaje de aliento, de fe, de esperanza, coherente con la realidad, que oxigene verdaderamente a nuestra población y no de una manera demagógica. Sí, hay que exigir «altura de las circunstancias» pero no desde el capricho, entonces, hagamos política. Vamos a construir no desde el deseo sino desde el análisis real y convertir ese deseo en objetivo común. Vamos a trabajar en pro al país que realmente queremos y a nuestra gente que hoy nos necesita porque este trabajo, es de todos.
@JorgeFSambrano
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