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De geopolítica, intereses nacionales y pendejos

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En mi país Venezuela, el pueblo no se había atrevido a tanto como para pretender ser erudito en tan diversos temas como política, internacionalismo económico, conspiraciones y geopolítica. En los últimos tiempos lo ha hecho de tal manera, tanto personal como colectivamente, que solo demuestra las consecuencias de esa ignorancia, que con apariencias de orgullo nacionalista les hizo sentir el comandante eterno. El aprender a hacer “eso” es uno de los legados de Hugo Rafael. Chávez con sus deficiencias cognitivas, su reconocido ego, su poca humildad amalgamada con resentimiento, vanidad y ese romanticismo perverso y utópico de sentirse la reencarnación del libertador, tuvo una oportunidad irrepetible para transformar el estado, a los ciudadanos y hasta el destino de esta nación. No lo hizo.

No pudo. Su magnetismo era grandioso, su retórica exquisita e hipnótica, su simpática personalidad acompañada con su grandilocuencia fue la espada de Damocles que los fariseos de la oligarquía caraqueña parasitaria de siempre, le aplaudieron en presencia para -burlarse en su ausencia- sin medir las consecuencias de su hazaña.

Esa oligarquía vetusta con ínfulas de superioridad intelectual sobre lo que construyeron los demócratas de la generación del 28, le entregaron en bandeja de plata el país al mendigo más orgulloso del planeta: Fidel Alejandro Castro Ruiz, al creer que eran más listos que el cubano. Nunca pudo haberlo hecho solo Hugo Rafael. Fidel lo embrujó con sus encantos e histrionismos de liderazgo mesiánico y así lo hizo suyo. Lo había intentado antes con Betancourt quien lo mandó al carajo. Lo intentó con Carlos Andrés Pérez, quien le abrió las puertas al creerse superior a Rómulo Betancourt. Y lo logró con el hijo del pueblo de sabaneta; Hugo Rafael Chávez Frías.

Emular a Bolívar o a Betancourt como líderes, como pensadores universales y precursores de las libertades civiles y de los gobiernos democráticos, siempre será una meta para quienes quieran conquistar la historia buena. Páez, Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez y Betancourt con lo logrado, no tienen parangón en este continente hasta el presente. Francisco Herrera Luque los califico como los Ases de la Baraja.

Los países no tienen amigos, tienen intereses. Las bondades de la democracia civil instaurada gracias a los acuerdos logrados entre los líderes de la generación del 28, nunca pensaron que las dictaduras y el militarismo volviesen a formar parte de algún gobierno. Ellos no eran ingenuos –no nos enseñaron a nosotros a no serlo

Nunca nos ilustraron sobre el verdadero poder político económico de nuestras riquezas. Nunca nos enteramos del verdadero valor estratégico del Petróleo, del Oro y de cada una de nuestras riquezas naturales como tampoco, lo ambicionado de nuestras riquezas por el contexto energético y económico global.  

Hugo Rafael sí lo hizo. Le dijo a todo este pueblo que el petróleo era de todos. Lo hizo en lenguaje sencillo y franco. Lo dijo de tal manera que le llegó a cada célula alimentada con arepa y caraota. No fue lo único que hizo. Les hablo sobre el pago de deudas antiguas de beneficios sociales a empleados públicos y maestros, entregándoles espejitos por Oro. Le facilitó la obtención de viviendas y automóviles con programas sociales. Les permitió viajar a otras tierras con una tasa de cambio que sirvió para que estafadores de oficio hicieran de las suyas. Les permitió vivir y sentir que eran parte de este país.

Los economistas podrán decir que eso tuvo un gran costo sobre la estabilidad de la moneda o del PIB. Si…, puede ser. Pero los gobiernos democráticos de Betancourt y Leoni han podido hacerlo y no lo hicieron. Prefirieron prudencia económica, porque era lo correcto. Solo que no muchos de los jerarcas en altos cargos gubernamentales eran correctos.

La democracia construyó escuelas, liceos y universidades. La reforma agraria logró transformar la geografía rural. Se modernizó el sistema vial e interconectado entre las ciudades. Se logró la generación de energía, tanto Termoeléctrica como Hidroeléctrica. Se diseñó un sistema de transformación de nuestros minerales en recursos comercializables con valor agregado a través de las Ferromineras, Sidor, Interalumina, Venalum y muchas más.

Nunca formo parte de nuestra formación académica el sentimiento nacionalista, los valores democráticos, la solidez de las instituciones y el compromiso social de todos aquellos que nos formamos gracias a las bondades de la democracia representativa. Fallamos en eso, por eso retornó el mesianismo, el caudillismo y el militarismo que hoy vivimos.

Los pendejos de cada barrio y en cada pueblo creen saber la verdad. Son ignorantes sin formación. Son borregos que llevan al matadero sin que se enteren. Son víctimas necesarias del autoritarismo nuevo.

Recobrar nuestra institucionalidad luce urgente. Tener una identidad que nos identifique es indispensable para poder reconocer de una vez por todas y para siempre, que somos los venezolanos quienes debemos construir ese país de la manera como queremos y como somos. 

Como somos ya lo sabemos. Ese “Qué somos” nos definirá en los próximos siglos, debemos preguntárnoslos…Si es que estamos dispuestos a dejarle una respuesta acertada a las próximas generaciones. O solo nos haremos los pendejos.

@CarluchoOJEDA

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