OPINIÓN

De espalda

por María Gabriela Mata María Gabriela Mata

De espalda al progreso del Derecho Internacional Humanitario. De espalda al progreso. De espalda. Hace rato que Venezuela está de espalda. Este 17 de julio resultó más que evidente con su voto solitario en contra de una nueva resolución en el Consejo de Derechos Humanos que celebra el decimoquinto aniversario del Documento Final de la Cumbre Mundial 2005, que incluyó entre los desafíos de las Naciones Unidas el tema de la responsabilidad de proteger a las poblaciones del genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad.

De Ruanda a Srebrenica, se fue acumulando la vergüenza y se pensó que lo conveniente era modificar el marco legal. Así, esta idea está desplazando a otras figuras tradicionales de Derecho Internacional como la intervención humanitaria, ya que suma al deber de actuación, los de prevención y reconstrucción posterior, dándole un significado práctico al concepto de Comunidad Internacional, ahora que se aboga, con mayor intensidad, por la defensa de los derechos humanos.

Según ANUE (2018), la llamada responsabilidad de proteger (R2P) estipula que el Estado tiene la obligación de salvaguardar a la población de estos crímenes atroces y la comunidad internacional la responsabilidad de ayudar a los Estados en esta tarea. Pero, si un Estado no actúa, o es en realidad el autor de los crímenes, como ocurre con los Estados donde hay gobiernos autocráticos, la comunidad internacional debe estar preparada para tomar medidas más fuertes, incluyendo el uso colectivo de la fuerza a través del Consejo de Seguridad de la ONU.

El escollo mayor está en que, de acuerdo al principio tradicional de soberanía estatal, cada Estado tiene la facultad de determinar si existe o no un estado de emergencia humanitaria y reaccionar adecuadamente frente a ella.  A lo que se aferran algunos gobiernos como el de Venezuela, que optan por la seguridad nacional relativizando los derechos de sus ciudadanos.

De esto se ha hablado bastante en nuestro país y, sin embargo, no suficiente. El tema vuelve a estar sobre la mesa gracias al Foro Interreligioso Social, instancia que reúne a comunidades e instituciones religiosas y organizaciones basadas en la fe, las cuales expresaron al unísono su preocupación por la poca incidencia que el ingreso de la ayuda humanitaria ha tenido en la población venezolana, mostrándose decididas a cambiar esta situación.

A través de un comunicado, los líderes de la Iglesia Católica, la Comunidad Judía, el Consejo Evangélico de Venezuela, la Confederación Unicristiana de Venezuela y la Iglesia Anglicana; coincidieron en la necesidad de recoger el planteamiento y la preocupación de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el sentido de llamar la atención de las autoridades para que permitan el ingreso al país del Programa Mundial de Alimentos.

Indicaron que más de 9,3 millones de personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria aguda en el país, de acuerdo con un estudio del propio Programa Mundial de Alimentos lo cual, aunado a la presencia de la COVID-19 y la escalada en el aumento de los contagios, coloca al país y a sus ciudadanos en condiciones realmente dramáticas en términos de indefensión y vulnerabilidad; e hicieron un  llamado “sin dilaciones” a todos los actores políticos y gubernamentales a trascender las posturas y a poner a Venezuela en primer lugar en la agenda.

Piden que se acepte, de una vez por todas, el ingreso del Programa Mundial de Alimentos con sus múltiples capacidades de apoyo (programas alimentarios, asistencia a niños, transferencias de efectivo, apoyo a productores, logística), en coordinación con órganos del Estado en sus distintos niveles, y la participación de actores humanitarios locales e internacionales, sector agroproductivo y otros actores clave a fin de favorecer a la población más vulnerable.

Veremos si Maduro se digna a darse la vuelta y mirar por a vez a la gente a la cara. También es un reto para la sociedad civil, la cual debe organizarse sin dilación para llevar adelante tan importante tarea.

Lo que aquí ocurra será parte de la historia del Derecho Internacional Humanitario. En lo particular, no me cabe la menor duda de que consensuar la entrada de la ayuda es el camino correcto. Los derechos humanos son universales y punto, pero siempre han sido objeto de luchas.

@mariagab16