La llegada del covid -19 nos cambió la vida a todos en el planeta. Lo sabemos, lo hemos internalizado. Unos mejor que otros hemos asumido este desafío de adaptación que ha trastocado nuestra socialización, nuestra vida privada y nuestra relación con el trabajo. Sin duda la incertidumbre sobre cómo se desarrollará en los próximos meses o años la activada laboral y la planificación estratégica de la actividad económica que desarrollamos es aún una caja de Pandora.
Sin embargo, esta también es una oportunidad para que los líderes empresariales comiencen a relacionarse con su equipo de trabajo de manera distinta buscando, entre otros objetivos, no afectar la productividad y gerenciar de manera distinta los diferentes grupos que dependen de él. Así, hemos visto la manera como en un principio los equipos dependían de ese liderazgo que les diera la visión, la energía y el foco que necesitaban para poder llevar a cabo el trabajo desde casa.
Con el pasar de las semanas, la interacción entre los grupos de trabajo ha ido fluyendo y la seguridad que han adquirido los trabajadores se nota en el resultado que se está obteniendo. No en vano, ya hay ejemplos —como el algunos bancos estadounidenses— que se han dado cuenta que el nivel de productividad de sus profesionales ha aumentado trabajando desde casa. La razón tiene que ver con que se pierde menos tiempo en el traslado de ese trabajador y en reuniones largas y poco efectivas, entre otros asuntos.
No obstante, para el trabajador no ha sido fácil esta adaptación. Desde el lugar físico que ha tenido asumir dentro de su rutina diaria, hasta las interrupciones que son propias del hogar como lo es la interacción con los hijos.
Un punto positivo es quizá que en muchos casos los profesionales pasan más tiempo con su familia y se organizan para que haya momentos de interrupción y de prohibido interrumpir.
Por otro lado, la pandemia ha obligado a los líderes empresariales a perfeccionar sus habilidades de planificación financiera. Es un hecho que han tenido que concentrarse en lograr más con menos recursos y revisar cada presupuesto con un ojo crítico, eliminando aquello que en estos momentos puede pesar mucho o ser superfluo. En muchas ocasiones el resultado es que los gerentes están siendo mejores ingenieros financieros.
Roy Ferman, en un artículo para Forbes, indicó recientemente que el lado positivo es que nos ha permitido obtener una perspectiva diferente sobre nuestras relaciones, nuestras finanzas y todo lo demás. De hecho, señala que ya hay empresas en las cuales el pronóstico de cinco años es en realidad mucho más fuerte desde una perspectiva de crecimiento y rentabilidad debido al covid-19.
Una conclusión que es pertinente sacar es que indiscutiblemente hay quienes están haciendo un mejor uso de su tiempo y de su energía creadora. Si bien no es una actitud generalizada sí se ven cambios en el comportamiento hacia la relación laboral de muchos gerentes y trabajadores. Aunque hay algunos que señalan que ahora trabajan más desde casa, se pueden escuchar testimonios que aseguran que la calidad de vida que les ha brindado el poder compartir más tiempo con su familia o con actividades fuera del trabajo con ellos mismos los ha hecho sentir mucho más tranquilos, mucho más plenos.
Cuando uno se da cuenta de los resultados positivos que esta situación sobrevenida está teniendo en la actividad laboral de muchas personas se me viene a la mente aquel pensamiento de Friedrich Nietzsche: “El que no tiene dos terceras partes de su jornada para sí mismo es un esclavo”.
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