Nos toca vivir en un mundo opaco por el oscurecimiento de la verdad, para que predomine la trama de la mentira, que responde a intereses creados por los anti vidas dignas de ser vividas. Se nos revela un mundo de apariencia en el que difícilmente se acceda a la verdad. Este es el contexto en el que se llevarán a cabo unas elecciones que no son tales, sino la determinación de terminar de acometer un fraude. Pero esta vez el ecosistema criminal se enfrentará a todo un pueblo, consciente de que la soberanía reside intransferiblemente en él.
Impera hasta hoy un régimen corrupto y corruptor de todos los espacios que toca bajo el apuntalamiento servil de grupos crematísticos.
María Corina emprendió una campaña espiritual admirable, sin gozar del derecho al libre tránsito por el territorio nacional. Ha asumido que estamos ante los días más importantes de la historia contemporánea, comprometidos con el proceso de liberación del país. Está dando el todo por el todo, convocando a un pueblo que acude voluntariamente y complacido por sus propios pasos. Contrasta con las lánguidas movilizaciones arreadas con más autobuses que gentes.
Los ciudadanos saben que la corrupción masiva de la opresora dictadura los llevó a la miseria y al hambre, los deshumanizó y quebró como personas, tomándolos como enemigos en una guerra asimétrica. Imponiéndoles trabas de todo tipo a todos.
Sabemos que de la nada fabricaron 10 millones de votos en el referéndum sobre el Esequibo. Una mentira del tamaño de un volcán, de una cordillera. Difícil sería tragarse un fraude con 30 puntos de diferencia a favor de Edmundo.
Somos los dueños de la soberanía y con derecho a hacer presencia durante el escrutinio público en los centros electorales. Debemos contar todos los votos y abrir todas las cajas. Asumir que somos los protagonistas de esto. No se está votando para sacar a Maduro, sino para liberar al país. Estamos ante un proceso de liberación, para rescatar la libertad y la democracia. El pueblo decidió ponerle fin a este régimen forajido.
El desafío es limpiar a la política, actividad intrínsecamente noble, atender a la población y no a los bolsillos de los consuetudinarios politicastros.
Jamás pondremos la razón de lado, aquí no gobierna un sistema político, no hay instituciones, ni Estado de Derecho, leyes, Constitución, tribunales, Fiscalía, Fuerza Armada, ni policías. Enfrentamos a un régimen que produce terrorismo de Estado y crímenes de lesa humanidad. Hay 14 estados penetrados por la guerrilla que reparten el Clap.
¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
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