¡Cuidado!
Cuando vayas a cruzar la vasta noche de los gavilanes en procura de las enjoyadas promesas incumplidas de nuestros mayores que quedaron atascados en medio del pantano tenebroso de las incredulidades postergadas una y otra vez.
¡Cuidado!
Mira con cautela los vastos abismos del alba que tarda milenios en asomarse a las puertas herméticas de la clausurada percepción del rebaño escarnecido por las hordas redentoras de las oscuras horas de la mala hora.
¡Cuidado!
En verdad esto os digo, por vuestro bien, no vaya a ser que al desgaire por deliberado descuido dejes las láminas de los grandes ventanales de la casa grande a expensas de los ensordecedores tropeles de los caballos de la muerte que arrasan los pueblos enteros y caseríos con sus pestilentes guadañas igualadoras compulsivas en nombre de una felicidad inmemorial.
¡Cuidado!
No cejes ni des tregua a tus terribles miedos ancestrales y no tardes en evadir la obsidiana sanguinolenta que los nuevos bárbaros insisten en cerrar con incendios magnánimos la noble estirpe de los espartacos irredentos negados a morir sin resistir.
¡Cuidado!
No te rajes en la víspera ni entregues a los tuyos a las protervas libidinosidades de lostumultos emancipadores de los humúnculos carmesíes que espantan el sueño de los infantes lactantes impartiendo a diestra y siniestra hacinamientos indescriptibles con banderas colectivistas forzosas en nombre de una patria imaginaria.