Cuba ya va por los 65 años de desgobierno de una putrefacta tiranía comunista, la que sigue siendo amamantada por el mundo entero salvo rarísimas excepciones tanto patrióticas a nivel individual como institucionales. Ahi siguen sus campantes y anacrónicos comandantes, ya todos seniles, inyectando hambre, miseria, cárcel y suicidio a toda una gran nación, a vista, paciencia y traición del orbe civilizado, llámese Unión Europea, China, Rusia, gobiernos mojigatos, timoratos, monarquías y hasta los propios Estados Unidos de América. Sin embargo, y como nada es eterno en la vida, esta tendrá que caer algún día, y no muy lejano, pues la situación no da para más.
Una de las expectativas políticas y sociales más grandes desde los primeros años del castrismo era y sigue siendo cuándo caerá el régimen. Hay quienes incluso lo ven como algo imposible de que llegue a darse; otros ven próxima su caída, basados en hechos reales como la cada vez más agobiante crisis económica, el desplome del turismo —pero también de casas y edificios que desde la llegada de la “revolución” jamás han tenido un ápice de mantenimiento, menos una mano de pintura—, y el propio cansancio de la pobre gente que ya no aguanta más ante tanta escasez de todo. Menos de sonar con una Cuba Libre.
Recientemente, asistí acá en Miami a un evento de la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC) en el Museo Americano de la Diáspora Cubana —un edificio arquitectónicamente precioso y a la vez testimonial donde se exhibe la crudeza escénica de las cárceles para presos políticos en la isla, las cuales fueron negadas, inescrupulosamente, hasta en sus últimos días por Fidel Castro—.
En dicha Asamblea, que preside el líder opositor Orlando Gutiérrez Boronat, percibí con más aplomo, ese fervor cubano en la diáspora por recuperar su libertad tras tantos años de secuestro.
Junto a las palabras de esperanza de Boronat, quien envió un mensaje de fraternidad a los presos del régimen, de que no están solos, y de que esta lucha es también por la libertad de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, escuche algunas canciones con contenidos en letras altamente vigorosas, estéticamente bien logradas y con un mensaje directo, al grano, como “La Marcha Anticomunista”, de los artistas cubanoamericanos Frankie Marcos y Francisco de Jesús Rivera.
La canción fue interpretada en el marco del inicio de la campaña “Libertad y unidad, por la democracia y contra el comunismo”, señalando en el estribillo musical que este sistema “es el cáncer de la humanidad”, siendo lo más importante (en esta también batalla cultural que enfrentamos en toda Iberoamérica) la ceguera de muchos, ciegamente alabando al socialismo.
En realidad resulta incomprensible tanta frialdad y falta de humanismo internacional hacia el pueblo cubano. Pareciera que el mismo veneno que meten en sus propagandas contamina a una gran parte de esas naciones, gentes y gobernantes, que de una u otra manera lo siguen apoyando. Lo bueno de esto, o mejor dicho la contrarrespuesta a esta perversa actitud, es que viene levantándose un despertar mundial de desprecio a dicho sistema, y de reforzamiento de un pensamiento político más inclinado a la derecha, totalmente opuesto.
Para el escritor y profesor cubano Andrés Rodríguez es claro que la situación actual que se vive en la isla es sumamente delicada. Es evidente que el régimen enfrenta gravísimas dificultades, “más que nunca”, agregando que esta crisis total está llevando a un cansancio poblacional con las continuas mentiras y planes fallidos.
Y para Regis Iglesias, ex preso político, portavoz del Movimiento Cristiano Liberación con presencia dentro de Cuba, la sostenibilidad de la tiranía castrista tardará más en caer mientras no se logra orquestar una oposición, pero a la vez, mientras no haya una presión más contundente de la comunidad internacional.
Este ve además otra alternativa y es que, de darse otra rebelión popular como la del 11 de julio de 2022, podría ser que algunos funcionarios, allegados, miembros de las Fuerzas Armadas, viendo ese descontento viralizado, se revelen contra Raúl Castro, el G-2 y los demás órganos de represión, y sean parte de un boicot más generalizado. No se debe olvidar que el cansancio lo están padeciendo también los propios camaradas que han mantenido a Cuba, como Venezuela, que cada vez según expertos en seguridad envía menos petróleo a la isla.
“Debemos estar claros de que en Cuba hay oposición testimonial pero no referencial, y es probable que ante una nueva escalada de protestas, de un incremento del descontento, surja una fracción o varias, producto también de la crisis misma que ellos enfrentan, que se pase al lado del pueblo”. Y ya con cierta picardía política, me deja entrever que no en balde murieron 17 generales del Ejército en dos días, de covid-19 de los cuales no se sabe nada…
El caso Cuba es similar al del resto de naciones castrocomunistas. Mientras no surja una oposición política dentro de cada uno de estos países conectada a sus diásporas y mientras no haya una comportamiento más decidido de la comunidad internacional, seguiremos viendo a las momias de siempre de verde olivo, vociferando contra el Imperialismo Estadounidense, contra su bloqueo, que no existe y que hasta Gustavo Petro recientemente volvió a desempolvar esa vieja excusa justificando fracasos económicos socialistas, tendremos a la hermosa Cuba cayéndose a pedazos cada día que pase, al igual que las promesas fallidas de la “revolución”.
El autor es poeta y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista Internacional.
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