Qué importante es decir, de entrada, que las personas valen por lo que son; pero, contradictoriamente, muchas veces, nos olvidamos de cultivarlo.

Podemos saber el precio de un producto, pero cuando se trata de valorarnos a nosotros mismos nos cuesta mucho establecer una cuantía. Es bueno entender que si nos sentimos seguros de cuánto valemos, indudablemente tendremos mayor posibilidad de reconocer cuáles son nuestras fortalezas y fallas, para ser consciente de ellas.

En este sentido, se dificulta mucho determinar las características positivas o negativas, capacidades y potencialidades, para comprender la mejor manera de optimizarlas y aprovecharlas. Para esto, es prioritario conocernos, lo cual permite analizarnos y reflexionar cómo somos para perfeccionarnos. También es determinante saber el nivel de aprecio que sentimos por nosotros mismos, para fortalecer ese amor propio.

Sentir seguridad de nuestro valor y entender cómo somos facilita la capacidad de establecer de manera consciente hacia dónde queremos y podemos ir. Para esto es importante establecer retos y desafíos a nuestras propias limitaciones, procurando mejorar todo lo que podamos en busca del logro de nuestros propósitos. Si adicionamos a esto una buena actitud, entonces le agregamos más valor aún.

Las personas proactivas actúan independientemente del entorno y no dejan que les afecten ni las circunstancias que les rodean, ni la opinión de los demás. Puede suceder que algunos individuos se dejen intimidar por lo que piensan de ellos o por las situaciones negativas, permitiendo que les afecte, lo cual daña la autoestima y minimiza el valor personal. Por eso, hay que saber manejar de manera adecuada la crítica para no construir nuestro valor propio dependiendo de otros.

Siempre vamos a encontrar que los juicios y puntos de vista de los que nos rodean pueden ser tanto favorables como negativos, pero no debemos propiciar que el nivel de estima y nuestra vida emocional se vea controlada por estos efectos. Cuando la autoestima es alta el individuo no necesita defenderse, pues su estabilidad emocional le facilita crear protección en contra de las amenazas y otros sucesos externos.

Finalmente, es prioritario luchar contra las expectativas de ser una persona perfecta. La falta de amor a nosotros mismos, la inconformidad con los logros, el autorreproche, el temor a equivocarse, así como la actitud de derrota, todo esto conduce al sentimiento negativo que te hará desvalorarte. Para evitarlo, cada experiencia debe ser reconocida con un aplauso, alejar la vulnerabilidad y no dudar de la importancia de brillar con luz propia.

 


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