«Amarás al prójimo como a ti mismo» dice el segundo mandato recordado por el mesías a sus discípulos, lo que responde a una pregunta de interés para los venezolanos y es cuándo volverán los venezolanos a su nación. La solución está implícita en este verso del Salvador, cuando en Venezuela existan gobiernos interesados en el bienestar de sus habitantes, cuando el salario permita el sostenimiento de la familia, cuando reine la paz, la concordia entre las personas y que estos principios sean la norma reinante en la Venezuela próspera que nunca ha dejado de ser Venezuela, salvo que su gobernanza se empeña en destruirla.
Esto implica acabar con la emisión de dinero inorgánico como política monetaria inflacionaria de destrucción del salario de los trabajadores, con una política de indexación que resulta absurda; fortalecimiento de la seguridad; desregular la economía y encaminar la nación al propósito que tienen como personas individuales y como comunidad que son los venezolanos en ser ejemplo para las generaciones posteriores y los países del mundo. Cuando se valore a las personas por sus méritos, capacidades y cualidades, y no por los antivalores que tienen sumida a Venezuela en el muladar, cuando los partidos sean organizaciones que impulsen los valores de desarrollo y no lo contrario a ellos.
En América Latina se están dando unos movimientos que, de saberlos administrar, sus abanderados podrían darle el giro que requiere el continente, como son gobiernos responsables de las políticas económicas aplicadas.
Por ejemplo, un buen punto, si Milei cuenta con un buen equipo, preparado, para hacer frente de manera franca y domesticar con la verdad por delante, a las masas en pro del desarrollo económico de Argentina y de los argentinos, no habrá forma de que la izquierda ideológica logre tumbarlo
Pueden pasar varios escenarios, uno es convertirse en otro líder, algo así como Bukele. Otro escenario es consolidarse como un dictador, por el simple hecho de gobernar por decretos. Pero lo mejor que le puede pasar a Argentina es catapultarlos al desarrollo económico, con lo cual hasta las ideologías más revoltosas se acostumbrarían a la productividad, bien remunerada, como sucedió en Chile, donde la izquierda vivía bien y en la calle, protestando en parte, al final de la dictadura férrea de Pinochet y su posterior democracia.
En Venezuela ha pasado todo lo contrario, la izquierda ideológica vive muy mal y la izquierda moderada y todos los espectros ideológicos en sí viven en la miseria.
Tesis totalitaria que se curtió mucho del arte de domesticar las masas para el bienestar de sólo un buró político, ya que estos métodos los conocen y se desarrollaron muy bien en la Rusia estalinista, y su heredera el castrismo , que hasta la fecha sigue dando resultados allá y en todos lados.
En definitiva, cuando los partidos entiendan que la política es el arte del servicio hacia toda la sociedad se sentarán las bases del desarrollo hasta consolidar una nación próspera en paz, seguridad y libertad para todos.