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Cuando huyó el dictador

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Se cumplen hoy 67 años del fin de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. A finales de aquel año 1958 se hicieron elecciones, en las que resultó vencedor Rómulo Betancourt al frente de su partido Acción Democrática, dando inicio a un período de cuatro décadas de elecciones presidenciales cada cinco años, con suerte desigual. También un día como hoy, pero en 1961, entró en vigencia la Constitución que de más larga vida en la historia republicana del país.

El entonces diputado Rafael Caldera, que presidía la Cámara de Diputados y compartía con Raúl Leoni la presidencia de la comisión redactora del texto constitucional de 1961, escribía en la revista SIC un artículo sobre la historia constitucional del país, de 24 cartas magnas desde la primera de 1811, según su cuenta, en el que indicaba que la nueva Constitución era la que había tenido una elaboración más demorada.

“El estudio y análisis de las grandes cuestiones pudo mantenerse, en su mayor parte, en el seno de una Comisión Bicameral, con representación de todas las corrientes políticas. Cuando se le entrega al pueblo, los venezolanos, ansiosamente, se preguntan: ¿y ésta cuándo va a durar?”, sostuvo el líder socialcristiano. La Constitución duró 38 años, hasta la ahora vigente, fruto de una Constituyente monocolor, ciertamente fue aprobada por vez primera en referéndum, pero muy pronto se convirtió en letra muerta. 

De manera que el 23 de enero, tanto como fecha histórica del período democrático y del texto constitucional, que, más bien que mal, sostuvo el ejercicio de ocho períodos presidenciales, es un día de especial y significativa recordación, aunque haya sido suplantado en la hegemonía oficialista que se instauró a partir del año 1999 por la fecha que identifica plenamente a los actuales usurpadores del poder público: el 4 de febrero. 

Entonces, en 1992, un alzamiento militar, con la mitad de la tropa bajo engaño, pretendió a plomo y fuego a discreción derrumbar un gobierno electo por los votos. No hay comparación entre una fecha y la otra, aun cuando el derrocamiento de Pérez Jiménez, que había sido proclamado un mes antes presidente por el Consejo Supremo Electoral tras declararlo ganador de un plebiscito inconstitucional, comenzó el 1º de enero de 1958 con el primero de varios actos de desobediencia militar seguidos por protestas populares, hasta la veloz huida del dictador un día como hoy. 

El 23 de enero de 1958 puso al descubierto que en el estamento militar había serias divisiones y, sobre todo, el interés genuino de altos oficiales y mandos en apoyar una transición democrática. Precisamente, un hombre de la Armada, el vicealmirante Wolfgang Larrazábal, presidió la junta de gobierno que encaminó al país hasta el proceso electoral de diciembre de aquel año. Los partidos fundamentales -AD, Copei y URD- entendieron el momento histórico de Venezuela, como lo refleja la firma del Pacto de Puntofijo (31 de octubre de 1958), tan denostado por la cúpula gobernante, y supieron encarrilar al país por la senda democrática.

A esa senda hay que volver, con las lecciones aprendidas, para rescatar Venezuela de una noche más oscura y más larga que la padecida durante el período perezjimenista. Todos los actores de la vida nacional tendrán que desempeñar su papel, apegados a la Constitución para que la soberanía burlada dé paso a la decisión mayoritaria expresada el 28 de julio de vivir en libertad y en democracia.

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