«You are your croaky morning voice, and the smiles you try to hide» (ERIN HANSON)
El día que lea esta columna en El Nacional el mes de diciembre estará a punto de terminar y, al mismo tiempo, será el penúltimo día del año. Entramos de lleno en período vacacional, los relojes blandos prolongan los días y nos regalamos presentes para echar raíces y pensar que podremos vivir un poco más felices. Durante este mes invernal reina un espíritu fraternal, plagado de generosidad y amor en la cultura occidental. Las calles de las ciudades y los pueblos se adornan con luces y objetos decorativos de carácter religioso al anochecer. Coros de voces de chicas y chicos suenan por doquier cantando villancicos navideños «pero mira cómo beben los peces en el río, pero mira cómo beben por ver a Dios nacido«. A este lado del Atlántico, la gente tienta a la suerte y compra la Lotería de Navidad para alterar así su vida en un instante. Los españoles, no todos, visitan Belenes, tiendas de comestibles, jugueterías y grandes almacenes. Entre la tradición católica del 6 de enero y Papá Noel, hay quienes eligen no esperar y regalarse en Nochebuena, y quienes reciben a los Tres Reyes Magos a inicios del nuevo año. Lo normal estos días es un reencuentro con la familia, el tiempo de los recuerdos, las risas y también los llantos y los abrazos. «Si el hombre pudiera decir lo que ama, / si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo / como una nube en la luz» (Cernuda).
Por otro lado, también hay gente que sufre injusticias, gente que vive en zonas de guerra, gente olvidada y sola por culpa de un accidente, una enfermedad o una riada. Hay gente que no está porque la han encerrado. Hay gente que ya no está porque la han humillado y maltratado y decidió desaparecer del mundo. Hay gente que ya no está aquí porque la han asesinado. Y con todo, la Navidad es el momento en el que nos paramos a pensar y celebrar íntimamente que algunos de nosotros todavía seguimos vivos. «Joys impregnate. Sorrows bring forth» –La alegría fecunda. El dolor engendra (William Blake).
En el país originario de este diario muchos venezolanos soñarán una noche más el mismo sueño reiterado y clandestino de hace meses, mientras otros no soñarán nada diferente porque querrán que todo siga como siempre. «Todo queda para después o para antes, / para cuando no sabíamos que después era entonces / ni que nuestras sombras de pronto levitaban / visibles e invisibles en el aire» (E. Montejo).
En este país desde el que yo escribo tengo sueños que empiezo a callarme para que no se estropeen. Hace meses que sueño imposibles. Me encuentro más solo que un farero. Por las noches tengo visiones de santos oscuros de octubre a los que rezo. Abro los ojos y veo palabras escritas en el techo que me dicen «You are your croaky morning voice, and the smiles you try to hide» –eres tu voz rota de la mañana y las sonrisas que tratas de esconder (Erin Hanson).
A veces los versos aparecen escritos en mi lengua madre «mientras dormía me crecieron alas» (Lydda F. Farías).
Es cierto que duermo poco. Los versos de Alberti o Cernuda me acompañan a menudo. Cuando leía «La arboleda perdida» supe que el poeta gaditano no quería en principio dedicarse a las rimas. Rafael Alberti prefería la pintura hasta el día en que se murió su padre y se le juntaron todas las lágrimas y la pena de no haberle dado el cariño que se merecía. Tuvo que liberarse del dolor y la tristeza torrencial que le bullía por dentro y empezó a escribir líneas rotas a toda prisa sin saber que eran poesía: «El mar. La mar. / El mar. ¡Sólo la mar! / ¿Por qué me trajiste, padre, / a la ciudad? / ¿Por qué me desenterraste / del mar?».
Hace meses tuve que enseñar literatura a adolescentes de 16 años y me ayudó a dar sentido a esas clases una declaración de Ethan Hawke. El actor americano explicaba en una charla TED (TEDtalk, junio 2020*) cómo la gente no suele estar interesada por la poesía «hasta que se le muere el padre, pierde un hijo o le rompen el corazón». Entonces, uno ve a esa dama solitaria y triste con otros ojos. Uno es capaz de entender la verdad interior y admirar la belleza de la mujer intensa y misteriosa a la que algunos llamamos poesía.
*youtu.be/Ethan.Hawke/poetry/45ss – TED talk, junio 2020