Consternado como muchos ciudadanos por los anuncios del BCV de una reducción de 49% del tamaño de la economía nacional, sumados a las declaraciones de un reputado economista de que toda la masa monetaria del país eran 15,9 billones de bolívares que se podían reducir en apenas 900 millones de dólares, decidí investigar estos números para entender qué implicaba esta situación. Me propuse escribir sobre este tema en términos comparativos con otros países del mundo, considerando que los presupuestos nacionales rondan alrededor de 20% del PIB, aunado con las declaraciones del mismo Nicolás Maduro de que los ingresos del Estado se habían reducido de 45.000 millones de dólares a 2.500 millones de dólares, o sea, una reducción del 94% de dichos ingresos fiscales.
En esta situación tan delicada y con el debido respeto por profesionales de enorme valía que tienen enorme bagaje teórico y experticia profesional en el área económica, me limitaré a describir en términos estrictamente comparativos del tamaño del PIB a fines de analizar el éxito de los diversos regímenes para refutar o sustentar su discurso político.
Utilizando como base de datos las del Fondo Monetario Internacional, observamos que Venezuela tiene un PIB de 76.458 millones de dólares que vienen a constituir el tamaño de su economía actual, siendo el país número 68 en el mundo apenas encima de Panamá con 70.000 millones de dólares en orden descendente, hasta llegar al puesto 186 que ocupa Tuvalu con apenas un PIB de 49 millones de dólares.
Lo interesante es la lista de países que están encima de nosotros: Guatemala (82.335 millones de dólares), República Dominicana (84.837 millones de dólares), Ecuador (106.289 millones de dólares), Perú (232.080 millones de dólares), Chile (295.614 millones de dólares), Colombia (336.599 millones de dólares), Argentina (477.743 millones de dólares), México (1.241.450 millones de dólares) y Brasil (1.960.190 millones de dólares).
Esos 9 países latinoamericanos que están por encima de Venezuela fueron en algunos casos en el pasado calificadas de economías menos desarrolladas que la nuestra con las excepciones de Argentina, México y Brasil, que siempre marcaron evidentes distancias, especialmente en el área industrial. Es verdaderamente lamentable lo acontecido en nuestra economía en todos los sectores, especialmente en el área petrolera y manufacturera.
También llama mucho la atención el PIB de otros países integrantes de la OPEP, como Omán (79.458 millones de dólares), Kuwait (136.940 millones de dólares), Argelia (183.687 millones de dólares), Qatar (193.502 millones de dólares), Irak (225.257 millones de dólares), Emiratos Árabes Unidos, donde se encuentra la famosa ciudad de Dubái (427.876 millones de dólares), Nigeria (444.916 millones de dólares), República Islámica de Irán (484.663 millones de dólares) y el reino de Arabia Saudita (762.259 millones de dólares).
De estas cifras podemos deducir ampliamente que, a pesar de las guerras y conflictos sociales, existe en esos países un tamaño de sus economías muy superior al de la economía de Venezuela debido a una gestión muy diferente de los recursos petrolíferos y su forma de distribución e inversión de la renta petrolera que los hace mucho más diversificados y con industrias energéticas mucho más sólidas que la actual Pdvsa, que de acuerdo con ciertos analistas requiere de decenas de miles de millones de dólares para su recuperación a los niveles de 1998.
Comprendiendo que puede parecer ofensivo y hasta repugnante para el lector entrar a comparar nuestro PIB con el de los países desarrollados, bajo la categoría de entidades territoriales subnacionales –como serían estados o provincias– verifico para mi sorpresa que existen al menos 90 casos de entidades no nacionales que tienen un PIB superior a los 200.000 millones de dólares (casi el triple de la economía venezolana) que van desde California (Estados Unidos) con 3.020 billones de dólares hasta Lazio (Italia) con 200.000 millones de dólares.
Dentro de este análisis comparativo es importante señalar que la gobernación del conocido estado de Florida (Estados Unidos), donde se asienta la ciudad de Miami, tiene un presupuesto de gastos para 2019 de 89.300 millones de dólares o lo que es lo mismo, la economía entera de Venezuela más 13.000 millones de dólares.
Ante esta situación desesperante, tomo la decisión de bajar al nivel más pequeño como es el nivel local y observo una serie de entidades territoriales municipales con un PIB superior o muy superior al de toda la economía de Venezuela, como serían los casos de las 47 principales áreas urbanas de Estados Unidos, que van desde los 1,8 billones de dólares del área metropolitana de Nueva York hasta los 76.000 millones de dólares de dólares del área metropolitana de Louisville/Jefferson County entre los estados de Kentucky e Indiana.
A nivel latinoamericano existen ciudades muy importantes como Sao Paulo con un PIB de 220.000 dólares, Ciudad de México con 390.000 millones de dólares o Buenos Aires con 84.700 millones de dólares.
Son tan grandes las diferencias económicas en relación con la economía de Venezuela que si llevamos a duplicar el presupuesto 2019 de 1,5 billones de bolívares a 3 billones de bolívares en 2020 solo tendríamos un presupuesto de 150 millones de dólares para atender los problemas de más de 30 millones de venezolanos, lo que sería absurdo considerando que el presupuesto del condado de Miami-Dade con 2,7 millones de habitantes aprobado para el año 2020 es de 8.900 millones de dólares, o sea, 59,3 veces más dinero para la ciudad de Miami con al menos 12 veces menos habitantes que todo el país.
Las comparaciones producen un efecto a nivel de infarto, considerando las consecuencias que arrojan los números, donde se indica la imposibilidad de crear o sostener políticas públicas eficaces de cobertura universal para toda la población venezolana o la reconstrucción de los sectores industriales o incluso el simple mantenimiento y saneamiento de las ciudades en cualquiera de sus dimensiones.
Es hora de iniciar un debate económico muy importante si en verdad se quiere relanzar las políticas sociales de nuestro sufrido país a los niveles de un país medianamente desarrollado.
Afortunadamente, tenemos en Venezuela economistas de amplia influencia en la opinión pública como Francisco Rodríguez de Torino Capital y otros muchos que dan luces en esta discusión que es materia e interés de todos los ciudadanos.
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