Colombia ha tenido a lo largo de los años una de las mejores estrategias para promover inversiones extranjeras directas dentro de sus fronteras de todo el continente. Es gracias a ello que los capitales foráneos han contribuido al sostén de la economía vecina en épocas turbulentas. Pero en este terreno, la crisis pandémica del año pasado ha sido devastadora en el mundo entero por aquello de que “el capital es cobarde” y el país vecino no ha sido una excepción. Las cifras del año 2020 en este terreno son tan desalentadoras en Colombia como en el resto del planeta. La IED se contrajo en torno a 40%.
Sin embargo, durante 2020, lo más granado del talento colombiano se esforzó en diseñar un plan de atracción de inversiones que pudiera materializarse dentro del corto plazo y se convirtiera en un elemento destacado de la gestión de Iván Duque al frente del gobierno. Es preciso recordar que su corto período presidencial no podrá contar con grandes hazañas que exhibir toda vez que ha estado impactado por el titánico esfuerzo de dar cumplimiento, en medio de la violencia, al acuerdo de paz pactado con la insurgencia guerrillera y, más tarde, por la aparición del covid, lo que no le ha dejado mucho espacio de maniobra para atender otras prioridades. Todo ello sin mencionar que durante su período de gobierno cerca de 2 millones de ciudadanos de la diáspora venezolana vinieron a engrosar las dificultades internas. El país se vio obligado a invertir 11% de su PIB en medidas de mitigación de la emergencia económica hasta junio de este año.
Colombia está intentando mantener su atractivo como destino de inversiones extranjeras gracias a que los empresarios –nacionales e internacionales con presencia en los negocios– han continuado expandiendo sus operaciones en buena parte debido a la plataforma exportadora ya instalada en el país, a los incentivos tributarios y al nivel de capacitación de la mano de obra con que cuentan. Si por algo se destaca Colombia dentro del vecindario latinoamericano, además, es por contar con uno de los mercados de tecnología de información más importantes de la región. Durante el primer semestre del año pasado 45 nuevos proyectos de inversión fueron acompañados por ProColombia y registrados en sectores no mineros ni energéticos en nueve regiones del país y llama la atención cómo en los sectores de agroindustria, manufactura y servicios se registró un incremento de 141% en los montos de inversión registrados entre 2019 y 2020.
La cuesta es empinada, sin duda, para conseguir alcanzar la meta gubernamental de 6,6% de expansión del PIB en el año actual, después de la descolgada de este indicador el año pasado que fue cercana a 8%.
Pero lo que sí es claro es que uno de los cuatro grandes vectores del despegue económico poscovid es el de la atracción de capitales foráneos. Los otros tres tienen que ver con la formalización de empleos, la generación de una plataforma exportadora de 27.000 millones de dólares y la conversión acelerada de Colombia en un país de alto impacto turístico.
Así, pues, en este año veremos desplegar una dinámica estrategia de búsqueda de flujos de capital de riesgo de terceros países en áreas susceptibles de motorizar el desarrollo interno como metalmecánica, agroindustrias y farmacéutica. Y al propio tiempo, el sector oficial está emprendiendo una vasta campaña de geolocalización de empresas extranjeras en Colombia, por las ventajas que allí se ofrecen a los inversionistas. Ya se han identificado 596 empresas susceptibles de interés con manifestaciones de intención por parte de más de 50 de ellas.
Queda solo reportar que los esfuerzos han sido reconocidos: el informe Global Best to Invest de la revista Site Selection señaló a Colombia por segundo año seguido como un país que cuenta con una de las mejores agencias de promoción de inversiones en el mundo –ProColombia– y la mejor estrategia de atracción de capitales en Latinoamérica.