OPINIÓN

¿Cuál es el camino?

por Raquel Gamus Raquel Gamus

Foto Reuters

Me coloco frente al papel y no puedo quitar de mi mente las desgarradoras  imágenes de Afganistán que muestran el pánico colectivo ante el Talibán reconquistando el poder luego de la anunciada decisión de culminar el retiro de sus tropas por parte del gobierno de Estados Unidos y la OTAN. No es un tema que me propongo profundizar, no solo por su complejidad que no domino, sino también porque, como diría aquel analista internacional silenciado por sus camaradas de VTV, los acontecimientos, o mejor dicho el caos, se encuentran en pleno desarrollo.

Lo que sí me propongo es reflexionar sobre la inconveniencia de las intervenciones extranjeras para resolver los problemas internos de los países, en la ocasión el nuestro, más allá de la clarísima afirmación hecha por el  gobierno de Estados Unidos de que a pesar de la declaración de que todas las opciones estaban sobre la mesa, la intervención armada no formaba parte de sus planes para Venezuela. Duro golpe para quienes anhelan esa vía rápida y que ignoran las evidencias de que en los países donde han intervenido fuerzas extranjeras siempre se han desatado otros demonios. Para no ir más lejos miremos lo sucedido en las últimas 2 décadas en el Medio Oriente con países  como Irak, Libia, y Afganistán –entre otros– donde no solamente no resolvieron los problemas sino que generaron diabólicos caos. Además de que las potencias tienen sus prioridades que no siempre coinciden con la del país intervenido, lo que queda muy claro en esta Infame decisión de retiro de Afganistán.

No me estoy refiriendo al anacrónico principio de “No Intervención” del que siguen echando mano los gobiernos interesados en ignorar las tropelías cometidas por gobiernos amigos (verbigracia Argentina y México en relación con el gobierno de Maduro). Diría que el apoyo brindado por la comunidad democrática internacional por la restitución de la democracia en Venezuela con aciertos y desaciertos es un apoyo necesario y acertado, en este momento concentrado y concertado en apuntalar una negociación que permita una salida política que abra el camino para iniciar la reconstrucción del país.

Otro es el problema del escepticismo hacia los resultados de esta negociación, ya que en varias oportunidades y por distintos motivos han sido abortadas por los representantes del régimen de Maduro, con lo que confirma su bien ganada fama de su naturaleza tramposa. Pero así son las negociaciones, que hay que recordar que no se hacen con los amigos sino con los enemigos, muchas veces de los peores y que llegan a algún resultado cuando lo que se va a obtener justifica lo que se va a sacrificar. En todo caso la prudencia pareciera ser la mejor consejera. Independientemente del resultado, se trata de un camino lento y plagado de trampajaulas. Acaba de finalizar la primera ronda en México con una declaración conjunta sobre los temas a abordar, la próxima reunión es en septiembre, aunque sin duda las conversaciones continuarán reservadamente, donde probablemente sean más efectivas.

Y como de buscar caminos se trata, va la oposición sentarse a esperar esos resultados o va buscar la manera de sacar al país de la modorra y la desmovilización en que se encuentra? Sobre el tapete están las elecciones regionales, una oportunidad para rescatar el voto como mecanismo por excelencia de participación democrática cuyo manejo por parte de un CNE controlado descaradamente por la dictadura de Maduro, creó una desconfianza difícil de revertir.

Algunos pasos se han dado, insuficientes, como nombrar un nuevo CNE un poco más confiable debido a algunos de sus integrantes que trabajan intensamente en lograr condiciones aceptables y que suponemos denunciarán las irregularidades encontradas .

Las encuestas reflejan la intención mayoritaria de la población de votar en unas elecciones que son las más cercanas a la vida ciudadana, intención que sube o baja dependiendo de que el G4 decida participar.

Otro factor que no se debe desperdiciar es la decepción en las filas del PSUV por la imposición de candidatos a dedo que ha desconocido los resultados de la consulta, que bien manejado permitiría a la oposición pescar en río revuelto

Es tiempo de poner a prueba la habilidad de hacer política. Para cuándo va a dejar el G4 su decisión sobre la participación , habida cuenta de que hay mucho camino que recorrer en la constitución de las planchas y en crear la estructura electoral de defensa del voto y el entusiasmo que permita ganar.