La izquierda chilena se precipita meteóricamente. Después que se desinflara el referéndum para el cambio de Constitución, ahora el gobierno del presidente Gabriel Boric, considerado como un “joven con ideas añejas y obsesionado con Allende”, fue puesto al desnudo. Este último jueves 22 de setiembre se dio cuenta de un masivo hackeo a los correos privados del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Chile, que está segmentado desde “reservado” hasta “ultra secreto”. Los actos posteriores testimonian la envergadura de esta filtración. La ministra de Defensa, Maya Fernández, tuvo que suspender su participación en la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York para volver ipso facto a su país. Mientras que Guillermo Paiva renunció a la jefatura del Estado Mayor Conjunto chileno. Hasta el momento, parte de la información confidencial está vinculada al mandatario de Argentina, Alberto Fernández.
A casi siete meses de asumir la presidencia, Boric enfrenta una crisis que pone sobre un hilo su permanencia en el Palacio de la Moneda. Mientras promociona en la 77 Asamblea General de la ONU su patrocinio a la nueva carta magna —(que ya ni representa su narrativa inicial: “no tiene que abordar cada una de las demandas identitarias que existen en la sociedad”, dijo), en su país se rompió el secretismo de las altas esferas del poder.
Un grupo de hackers denominado Guacamayo logró acceder a una carpeta de 350 gigabytes que tenía información sobre las comunicaciones y documentos de la inteligencia militar. En esta data, que corresponde al periodo de febrero de 2019 a mayo de 2022, también hay más de 400.000 mensajes de correos electrónicos del jefe del Estado Mayor Conjunto (EMCO), que hasta ayer fue liderado por Guillermo Paiva. Su renuncia fue inmediata. Este personaje ya había advertido anteriormente de «problemas informáticos». Sin embargo, no había especificado que se trataba de un saboteo a su plataforma confidencial.
Desde Nueva York, la comitiva chilena también respondió. Envió de retorno a la ministra de Defensa, Maya Fernández, quien, con evidentes síntomas de preocupación, detalló qué medidas tomará el gobierno. “He dispuesto la constitución de un comité de crisis, para realizar un balance de la situación y establecer una serie de acciones inmediatas. He instruido una investigación sumaria administrativa al interior el Estado Mayor Conjunto”, mencionó.
De la filtración, hasta ahora, se ha podido revelar parte de un documento de 29 páginas donde se expone la polémica visión de Boric sobre el presidente de Argentina, Alberto Fernández. Lo señala como un mandatario que tiene “la costumbre” de «inmiscuirse de algún modo en la política interna de países vecinos». El jefe de Estado izquierdista también menciona que “en la Patagonia no hay fronteras” y que esto es un “un potencial argumento para la estrategia argentina sobre los Campos de Hielo Sur (una parte de los cuales aún no se encuentra demarcado), el Estrecho de Magallanes y la Plataforma Continental Extendida”. “El país trasandino (Argentina) impulsa la tesis geopolítica de la prolongación natural de su territorio”, agregó.
Esto se da después que también se evidenciaran los vínculos del gobierno chileno con los iraníes y su pronunciado antisemitismo. La Coalición Europea por Israel envió un comunicado a Antonio Guterres, secretario general de la ONU, anunciando que Boric no quiso reconocer al embajador israelí en Chile y que incluso relativizó el holocausto judío afirmando que la información sobre el trágico hecho aún debe verificarse. Esto nos recuerda al caso del fallecido fiscal Alberto Nisman quien había acusado a la entonces presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner de encubrir a los imputados iraníes que provocaron el atentado en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
El gobierno chileno no pudo evitar el hackeo y tal vez tampoco pueda evitar las consecuencias de la filtración. ¿Cuál será el clímax? ¿Estamos ante los estertores de Gabriel Boric en el poder? ¿Qué más se filtrará? Estamos hablando de 400.000 correos.
Artículo publicado en el diario El Reporte de Perú
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