“La más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado vivir” — Camilo José Cela
Las declaraciones del cardenal Baltazar Porras en el Encuentro Nacional de Cronistas en Barinas resuenan profundamente en un momento en que la identidad y la memoria histórica de Venezuela son más relevantes que nunca. Su reflexión sobre la importancia de reconocer y valorar nuestra propia identidad, así como la necesidad de destruir los antivalores que distorsionan el alma del venezolano, nos invita a considerar el papel vital que desempeñan los cronistas en esta tarea.
En un contexto donde la verdad y la transparencia son escasas, sus palabras se convierten en un llamado a los cronistas a ser guardianes de la historia y los valores que definen al pueblo venezolano. Con relación a la convención, que este año reúne a cerca de 200 cronistas de diversas jurisdicciones, particularmente resaltó su importancia como plataforma para reflexionar sobre el papel fundamental que estos narradores desempeñan en la construcción de una sociedad más justa y fraterna. El prelado enfatiza que ser diferentes no implica estar en conflicto, sino que debemos encontrar puntos de unión para avanzar juntos hacia un futuro mejor.
En opinión del alto prelado, este encuentro también invita a los cronistas a reconocer su labor como maestros de la vida cotidiana. Al documentar las historias locales, contribuyen a crear un sentido de pertenencia y orgullo entre las nuevas generaciones. La memoria histórica es esencial para entender quiénes somos y hacia dónde queremos ir, y los cronistas son fundamentales en este proceso, precisó el cardenal, quien además destacó que la libertad interior es crucial para ejercer su autonomía, lo que les permite expresar auténticamente lo que son y desean ser. Este enfoque no busca imponer una visión, sino celebrar la diversidad y la belleza de lo cotidiano. En la perspectiva del también cronista, la labor de los cronistas debe ser valorada no solo por su relevancia cultural, sino también por su capacidad para inspirar esperanza en tiempos difíciles.
En línea con los conceptos emitidos por el cardenal Baltazar Porras, es pertinente indicar que los cronistas en Venezuela desempeñan un papel crucial en la preservación de la memoria histórica y cultural del país. Su labor va más allá de la simple recopilación de datos; son los guardianes de las tradiciones, costumbres y relatos que definen la identidad de sus comunidades. Según la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, los cronistas tienen la misión de “recopilar, documentar, conservar y defender las tradiciones, costumbres y hábitos sociales” de sus municipios. Esto implica una profunda conexión con la historia local, lo que les permite no solo registrar eventos significativos, sino también interpretar y dar sentido a estos relatos en el contexto actual.
Asimismo, los cronistas son fundamentales para rescatar la memoria documental del país. En un entorno donde las políticas archivísticas pueden ser inconsistentes, su trabajo se vuelve vital para mantener viva la historia. A través de su dedicación, logran preservar relatos que podrían perderse con el tiempo, asegurando que las futuras generaciones tengan acceso a su herencia cultural. Para cumplir con los roles esbozados, los cronistas deben adaptarse a las nuevas tecnologías. Esto les permitirá no solo documentar y divulgar su trabajo de manera más efectiva, sino también conectar con un público más amplio. La incorporación de herramientas digitales en su labor les ayudará a mantener viva la historia local en un mundo en constante cambio.
Los cronistas enfrentan varios desafíos clave en la conservación de la memoria histórica en Venezuela. Comenzaré por referirme a la adaptación a las nuevas tecnologías, porque aquellos que no se actualicen corren el riesgo de quedar rezagados y ver limitado el alcance de su labor de preservación de la memoria. Otro desafío deviene de un hecho singular: existe a veces una tensión entre la memoria colectiva que custodian los cronistas y la interpretación histórica académica. Reconciliar estas diferentes perspectivas sobre el pasado y encontrar un balance entre ellas es un reto constante.
De igual modo, en un mundo globalizado, las comunidades locales enfrentan el peligro de perder sus rasgos distintivos de identidad, costumbres y tradiciones. Los cronistas deben trabajar para documentar y preservar este patrimonio cultural intangible que corre el riesgo de desaparecer. Es decir, los cronistas venezolanos encaran el desafío de adaptar sus métodos tradicionales a las exigencias del mundo moderno, mientras luchan por obtener los recursos y el reconocimiento necesarios para cumplir su vital misión de guardianes de la memoria histórica nacional.
Por otra parte, los cronistas deben asegurarse de que sus crónicas sean precisas y confiables a través de varias prácticas fundamentales, por ejemplo:
Antes de redactar sus crónicas, los cronistas han de realizar una investigación exhaustiva sobre los temas que abordan. Esto incluye la recopilación de datos, la revisión de documentos históricos y la consulta de fuentes orales. Este proceso les permitirá tener una comprensión profunda del contexto y los hechos que están narrando. Así las cosas, la verificación de fuentes es crucial para garantizar la precisión. Es decir, los cronistas deben contrastar la información obtenida de diferentes fuentes, asegurándose de que los datos sean consistentes y verificables. Esto les ayuda a evitar la propagación de rumores o información errónea. Realizar entrevistas a personas involucradas en los eventos que documentan es otra estrategia clave. Al obtener testimonios directos, los cronistas pueden enriquecer sus relatos con perspectivas diversas y asegurar que su narrativa refleje la realidad vivida por la comunidad. Muy importante, la formación continua, que les permite estar al tanto de las mejores prácticas en el campo.
Esto nos recuerda que cada crónica es una pieza del rompecabezas que conforma nuestra identidad nacional. Los cronistas deben ser conscientes de su responsabilidad: al narrar nuestras historias, tienen el poder de unir a las personas, de construir puentes entre diferentes realidades y perspectivas. En ese sentido, las palabras del cardenal Baltazar Porras nos recuerdan que la memoria histórica no es solo un conjunto de hechos pasados; es una herramienta poderosa para construir un futuro más justo y fraterno. Los cronistas tienen el deber sagrado de preservar esa memoria, no solo para recordar quiénes somos, sino también para inspirar a las futuras generaciones a seguir construyendo una sociedad más solidaria y equitativa. Su labor es un faro en tiempos oscuros, guiando a todos hacia una comprensión más profunda de nuestra identidad compartida.
@robertveraz
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