El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela configura el mayor fraude electoral que se conozca en los anales de la historia. Una vergüenza que hace del deshonor un sello que marca con tinta maloliente una decisión aberrante. Ya la administración de Nicolás Maduro simbolizaba una vulgar estafa en su gestión. Ahora simplemente ese hecho mutó para que una fraudulenta disposición sea completamente ajena a la verdad. Nicolás Maduro recibió una aplastante derrota con una diferencia de más de cuatro millones de votos. El abanderado oficialista fue derrotado en todas las entidades federales. Hasta en el más pequeño rincón de la República, el resultado fue un severo revés para el gobierno que durante veinticinco años viene azotando la vida nacional. El poderoso estado venezolano, con todo el ventajismo que supone sus tentáculos en incomparables recursos económicos y de estructuras administrativas en todos los niveles, fue barrido por la voluntad ciudadana de ser libres. Lo que ocurrió acá el 28 de julio es una verdadera proeza. Un pueblo sin recursos económicos pudo vencer a Goliat hasta pulverizarlo. Esa gesta heroica es la que jamás podrán cambiar, así pretendan engañar al mundo.
Ese resultado los hizo recurrir a las habituales trampas que los caracterizan. Esa maraña de complicidades ha gestado este golpe de Estado en contra de la constitución. Se quitaron la careta y de manera impune actúan en desmedro de la inmensa mayoría. No se respetó la decisión soberana de un pueblo que democráticamente escogió a Edmundo González como presidente.
Existen múltiples pruebas que atestiguan sobradamente la verdad. No era de extrañar esta decisión viniendo de un ente absolutamente dependiente de la dictadura. Todo el mundo sabe que son caimanes del mismo pozo. Un TSJ sin valores ni principios que son la cortesana del régimen. ¿Quién medianamente inteligente podrá creer semejante engaño? Todo el planeta sabe lo que verdaderamente ocurrió el 28 de julio. Los testimonios son incontables. Esas pruebas están y son la solidez de nuestros argumentos.
La Venezuela decente no dejará de luchar por su libertad. Su historia apegada a la grandeza está allí para darnos alientos en momentos tan difíciles. Nosotros ganamos y haremos valer nuestros derechos.
@alecambero
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