OPINIÓN

Crónica de la batalla final de los buenos contra los malos

por Carlos Ojeda Carlos Ojeda

rueda de prensa maria corina

Amo a una mujer clara

Que amo y me ama sin pedir nada

-o casi nada, que no es lo mismo

pero es igual-.

Silvio Rodríguez

La política tiene un abanico de vertientes históricas. La del pensamiento filosófico de Platón y Aristóteles. La que nació en la legendaria India de Chanakya o en la China de Confucio. La de las ideas, la de las doctrinas… hasta llegar a las modernas. Las ciencias políticas.

Sucesivas disciplinas evolucionaron a esas ciencias político-sociales. Los sistemas políticos, las formas de gobierno, los poderes, las ambiciones, esas publicaciones intrigantes, instructivas y maniqueas como las de Maquiavelo, Engels, Marx, Goebbels y hasta Galeano. Todas han tergiversado por intereses políticos y dogmáticos la verdad histórica. La esencia de la política como instrumento de transformación evolutiva del bien común. La política en teoría es buena. El ser humano en la práctica es un hijo de la gran Putin. No se predica lo que se practica.

Los malos descubrieron que Jesús de Nazaret con su hermoso pensamiento filosófico y su sacrificio le quería dar a la humanidad una oportunidad. Esa sociopolítica de querer que todos nos apoyemos, nos respetemos, era un ideal. Donde nadie saca provecho de nadie. Los líderes religiosos y políticos tenían otra idea en mente. Enriquecerse con el poder.

Descubrí la rueda y tal

La política global desde el nacimiento de la Iglesia 300 años después de la muerte del redentor, y por esa visión única de Constantino, siempre ha tenido un solo fin: el poder.

El poder una vez conquistado tiene diversidad de usos. Los sumerios inventaron la escritura, Egipto es potencia en el Medio Oriente. Saúl es rey, le sucede David y a este Salomón. Israel desaparece. Ciro funda Persia. Pericles mandó en Atenas. Filipo conquista Grecia. Alejandro Magno a Persia con elegancia y perdón. Roma entra en escena. Julio César es el César. Jesús es crucificado. Nace el cristianismo. Constantino constituye el Concilio de Nicea. Nace la Biblia. Los hunos se desplazan a Occidente. Mahoma predica en la Meca. Crece el islam. Carlo Magno es rey. El papa Ludovico Pío sucede a Carlo Magno. El rey Alfonso destierra al Cid Campeador. Se ordenan los Templarios. Felipe IV acaba con la orden del Temple. La peste negra causa estragos en Europa. Nace el Renacimiento  Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello. Colón descubre las Américas. Gutenberg  y Lutero le dan otra perspectiva de letras y opciones al globo. Luego la ciencia, la industria y la economía se adueñan del mundo. Siguió la informática y la tecnología. El dinero y el poder sustituyen a Dios como guía espiritual. Ese no es el problema. El problema es que la carencia de fe degenera en falta de ética, de principios, de valores morales y todo eso contribuye a la destrucción de la familia como integrador de una sociedad con mejores personas. Mejores seres humanos.

Se murió el mundo

El sufrir por el otro. El dar más y el ser mejor de lo que pretendemos. Jesús era un filósofo, quizás era el poeta del “Amaos los unos a los otros”.

El mundo necesita más soñadores, más poetas. Más romanticismo, más Rubén Darío. Más Benedetti, más pensamiento en el mundo. Poetas de corazón. Hombres de letras y de espíritu que demuestren e irradien lo mejor del ser humano.

Silvio es un poeta. Su letra en esta ocasión es un abrazo a la vida, a la caridad, al dar sin pedir nada a cambio, ese amor que emana la filosofía del pensamiento de Jesús.

Buenos escritores, buenos poetas, buenos políticos le dieron la oportunidad a la patria de Bolívar de sembrar la semilla de la democracia civil en un país plagado por años de miseria de caudillismo y militarismo. Gallegos, Andrés Eloy, Miguel Otero no han pasado a la historia en vano. ¡No!. Aún no. El régimen ha entregado Guayana a cambio de la explotación geográfica de las riquezas Venezolanas. Bellacos a los que solo les importa el dinero.

Tengo la esperanza en un nuevo liderazgo por decisión ciudadana, que logre borrar para siempre el pasado ingrato. Los felones son muy listos. Tal vez María Corina lo sea más. No espero menos de ella.