El navegante Christophorus Columbus se presume nació en Génova, Italia, desempeñándose inicialmente como navegante y cartógrafo, pero a la postre, luego de sus viajes a las tierras tomadas en nombre de la corona del reinado de Castilla, por las glorias obtenidas, fue designado almirante, virrey y gobernador de la Indias Occidentales.
No hay texto informativo o compendio histórico donde su nombre no aparezca en cualquier idioma, bien como referencia o personaje central cuando su nombre es expuesto en el contenido narrativo.
A través de los siglos ha sido reconocido y se le han dado loas por sus viajes, hechos de valor inaudito que despertaron en bellas damiselas de la corte pasiones por su fama y aventuras como caballerosidad que mostró en tierras desconocidas.
Tales tomas territoriales para Isabel I la Católica reina de Castilla y Fernando Aragón fueron a diario motivo de conversación en colmados y mesones.
Juglares como cantadores por unas monedas o tragos de la casa recitaban en los pueblos hazañas que de extremado valor, como que el almirante genovés redujo desde saltantes hasta monstruos marinos y terrenos salvando por su arrojo campaña encomendada.
Muchas han sido las criticas, reconocimientos como interpretaciones sobre su obra y conducción como descubridor, pero por más que le regateen los méritos alcanzados; a través de los siglos su correspondencia como el descubridor de América se afianza.
Su veracidad comprobada por siglos convierte la lectura de sus viajes y reseña en textos educativos a obligados a diferentes niveles.
Es así como observamos que Colón, junto con otros seres que marcaron pauta por centurias en la sociedad, han sido victimas de oscuros personajes que pretenden obtener para sí la gloria de otros intentando desvirtuarles.
Ello hace a los extraños personajes inmerecedores de cultivar la gesta de avanzada o libertad de quienes en justicia han sido catalogados por diversas disciplinas como benefactores de la sociedad o padres de la patria.
Desde la puesta en boga del comunismo hasta nuestros días la dictadura del proletariado promete hacer realidad la redistribución de la riqueza del Estado o persona como una acción jurada que habrá de cumplirse, aun cuando ello solo se aplica grupalmente en una suerte de ventajismo.
Los golpistas de la extrema izquierda y terroristas de cualquier tendencia toman los símbolos del reconocimiento universal a científicos, héroes, deportistas, descubridores o gestores de pueblo libres para descalificarlos.
Estatuas y bustos son a menudo objeto de vandalismos para pretender estigmatizar y reseñar como incierta la gloria de hechos llevados a cabo hace años.
La intención es sustituir el respeto y consideración que por estos ejemplarizantes personajes siente la sociedad.
Cristóbal Colón, por el conocimiento general que el mundo tiene, es el enemigo a decapitar su esfinge.
Esta estrategia, el daño a testigos físico inertes del personaje en cuestión, es obligatoria en cualquier manifestación de calle, como al igual otro símbolo que represente prosperidad y proyección de cívicos valores.
En los encuentros por el justificado reclamo ante la muerte del norteamericano George Floyd, hecho acontecido en Minneapolis, estado de Minnesota, fueron dañadas las representaciones de Cristóbal Colón y Juan Ponce de León, descubridor y fundador del estado de Florida, Estados Unidos.
Estos hechos nada tienen que ver con el reclamo pacífico de quienes se congregaron; por el contrario, es una oportunidad que aprovechan células violentas para desvirtuar la intención de las mayorías al cometer fechorías utilizando procedimientos de pronta ejecución y graves daños debidamente preparada con anterioridad.
Estos movimientos se repitieron en treinta ciudades y ocho estados de la nación, con destrozos como consecuencia. Pongo como ejemplo Miami, Los Ángeles y Boston, donde símbolos citadinos fueron destrozados.
En las manifestaciones de América del Sur de reciente data observamos igual acontecer en obras obras de emblemáticos reconocimiento y satisfacción para el común de los ciudadanos.
Quienes somos conciudadanos amantes de la libertad y los derechos humanos no podemos engañarnos; el enemigo de la democracia está dentro, ya lo podemos observar cuando la policía se extralimita en sus funciones, grupos entrenados se hacen presentes.
Logran mediante identificación falsa que consiguen en países aliados del extremismo venir a causar daños físicos a las instalaciones y bienes al servicio del público, como atentar contra inocentes habitantes que ejercen por derecho la protesta.
Nuestros gendarmes son atacados por el exceso de uno de sus miembros, ello no es justo.
No podemos olvidar la rutina que llevan a diario en la custodia de nuestra familia.
Damos a ellos nuestros hombres y mujeres de azul las gracias por la labor cumplida.
Son muchas las cabezas de inertes símbolos que se han llevado los extremistas cuando acuden a desvirtuar el sentido legítimo de exigir reconversión de conducta ante un hecho de comprobada violación de las leyes.
La obra por el nuevo mundo de Cristóbal Colón es una inspiración para avanzar.
Los desadaptados se apoderan del frío metal, pero el pensamiento de los fundadores estará vigente por siempre en estas y futuras generaciones.
¡Derrotemos a los violentos!