Pese a las condiciones adversas, tanto en el plano económico como en el terreno político, Nicolás Maduro ha podido unificarse en torno al propósito vital de controlar el poder y gobernar en minoría. El madurismo tiene varios desafíos en esta crisis política, la falta de apoyo popular, el naufragio de la economía, el descrédito internacional y la pandemia. Con 80% de rechazo según nuestras encuestas, Maduro debe hallar alguna forma de solución para estos problemas si quiere darle continuidad a su poder hasta 2030.
Ya no hay eventos y decisiones articuladas a las temáticas políticas que no sorprendan a la mayoría de los venezolanos y más si viene del gobierno Maduro. En la lucha diaria, emerge nuevos y viejos actores, realidad que conecta al análisis en la dinámica socio histórico de Venezuela. Si enfocamos la aguda crisis política que transita el país, observamos y percibimos que nuevamente se está fraguando una reconfigurada sociedad civil asociada a la crisis de credibilidad de las instituciones públicas por sus diversos nudos críticos, y al crecimiento de una reflexión moviéndose en el complejo existencialismo humano, derivándose una clara interpelación hacia la actual clase política en general, espacio terreno fértil para la antipolítica.
La crisis política no es tanto una pérdida de relevancia sino algo más profundo y complejo, es una pérdida de confianza de los ciudadanos hacia su clase política. La crisis política afecta directamente a la dinámica política y tras la política, y por un efecto dominó, allí el peligro de esta crisis, sus sustancias y efectos. Las crisis políticas tienen consecuencias claras en el plano electoral: ante la rotura de expectativas puestas en los políticos, aumenta el voto a partidos antisistema que, aprovechando el clima de crisis económica y social, señalan a la clase política, rotulándola como la causante y la culpable de la situación y se postulan como solución alternativa, caso concreto venezolano: elecciones 1999, el chavismo logró el triunfo electoral suficiente para concentrar fuerzas en torno al liderazgo que Hugo Chávez. Asimismo, se logró la lealtad de las Fuerzas Armadas para blindar el proceso revolucionario, a través de su incorporación a la gestión gubernamental, y perfeccionó los métodos de control sociopolítico de la población, neutralizando la independencia de las instituciones del Estado estratégicamente dividiendo mayoritaria oposición política.
En este momento histórico se busca un líder político carismático no dadivoso e incluso mesiánico. Muchos líderes políticos han desempeñado un papel fundamental en la historia venezolana, donde el magnetismo personalista de los políticos ha generado olas de cambio y ha movido a la ciudadanía en grandes masas. Lo grave, hoy la sociedad politizada y con ganas de expresarse, está huérfana de líderes que convenzan o tengan en su discurso un proyecto esperanzador que saque del letargo a millones de venezolanos que caminan sonámbulamente por estas calles.
La crisis de liderazgo se revela en los dirigentes políticos que tratan de movilizar a la gente, desde uno y otro lado de una política profundamente polarizada, no logran conectarse con ellos. En el país existe una crisis de liderazgo manifiesta en la clase política, con diversas necesidades reales en la sociedad. La crisis política y la ausencia de liderazgos llegó a un nudo crítico que de alguna forma la sociedad, no es que empiece a despertar la antipolítica, sino a los actuales actores políticos. Venezuela enfrenta una crisis de liderazgo, porque existe un “liderazgo” que se movió de frente y de lleno en la lucha de la confrontación y polarización donde el gobierno es bueno, perdió la conexión con la gente y la credibilidad necesaria para convocar a la mayoría de los venezolanos que quieren cambio.
A pesar de la creciente pérdida de apoyo popular, el gobierno de Maduro se mantiene gracias al apoyo militar, ha logrado transformar la compleja relación cívico-militar concebida por Chávez en una relación en la que los civiles se subordinen a los militares, quienes ejercen el mayor control político-administrativo y constituyen el principal sustento de la revolución bolivariana.
Es relevante revisar en los análisis cuantitativos de abril 2013, mayo 2018, diciembre 2020, noviembre 2021 y todo el 2022… Nicolás Maduro está atrapado en dos crisis: liderazgo y política. Es decir, con una precaria popularidad y un capital político en decadencia…gobernando en minoría.
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