Durante la II Guerra Mundial (1939-1945), las naciones aliadas, en representación del mundo libre, pudieron con Hitler, quien sí estaba apertrechado con el armamento más moderno disponible a principios del siglo XX. Todos eran conscientes que urgía eliminar el propósito expansionista del nazi para esclavizarnos, que tenía por lugartenientes a criminales «de lesa humanidad». Los cuales no recibirían ovaciones ni les permitirían gozar de funciones gubernamentales como medida sustitutiva de ajusticiamiento o prisión, luego de la hecatombe [que no existió, según algunos socialistas]
El 10-12-1949, Naciones Unidas [ONU] promulgó la https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/ y creó el Tribunal Internacional de Justicia con el propósito de proteger nuestra especie de asesinos con poder de mando cívico-militar. Indignados, observamos a los autocalificados «socialistas-comunistas» ordenar, torturar y matar –impunes y soberbios- en distintas regiones del mundo [https://www.un.org/es/icj/]
Fidel Castro Ruz, quien debutó exitoso matón caribeño en 1959, nunca fue condenado. Tampoco su insepulto hermano Raúl, ni el más famoso propagador del castro-comunismo Hugo Chávez Frías. En el curso de los años 2006-2017 sí fueron juzgados los exterminadores serbios Radovan Karadzic, Ratko Mladic y Slobodan Milosevic.
Hace menos de un mes, la ONU se atrevió a condenar al chavismo o «chabestialismo» [https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/el-insufrible-chabestialismo/] por haber conducido hacia la miseria, hambruna y enfermedad al pueblo venezolano. Expropiaron nuestras inmensas riquezas y nos mantienen rehenes, nos infligen atrocidades sin mostrar indicios de corregir o frenar sus actos. Es curioso que la Organización de Naciones Unidas diga de ellos lo que son, criminales de lesa humanidad, y permanezcan en goce de funciones de gobierno al momento de publicar este artículo de opinión.
Exigimos que los culpables del éxodo, hambre, ruina y destrucción contracultural en Venezuela [Nicaragua-Cuba ídem] sean expeditamente arrestados: sometidos a juicios para que reciban severas condenas por el inmenso daño que nos causan, expuestos al escarnio público internacional. Ello «considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana» [preámbulo de la declaración citada]
No es tiempo para ruegos teologales sino impulsar la aplicación terrenal, inmediata, de castigos para esas criaturas genéticamente más próximas a feroces animales irracionales que seres humanos. Los jerarcas, profesos, financistas y propulsores del «chabestialismo» no son gente: solo tumoraciones malignas pero extirpables, acostumbro decir a los ingenuos y menoscabados.
@jurescritor