OPINIÓN

Crímenes de lesa humanidad: las mujeres venezolanas y sus torturadores

por Betilde Muñoz-Pogossian / Latinoamérica21 Betilde Muñoz-Pogossian / Latinoamérica21

El Helicoide

Los venezolanos sentimos que se hizo algo de justicia el 16 de septiembre de 2020 cuando la Misión Internacional Independiente de Determinación de los hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela, del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, compartió los contenidos de su Informe.

La misión investigó “223 casos, de los cuales 48 se incluyen como estudios de casos exhaustivos en el informe de 443 páginas. Adicionalmente, la misión examinó otros 2.891 casos para corroborar los patrones de violaciones y crímenes.”

¿Cuál fue la conclusión?

El informe concluyó que hay suficiente evidencia que confirma que actores del gobierno y del estado, al igual que colectivos, la milicia bolivariana y otros grupos conectados con el régimen cometieron violaciones de derechos que califican como crímenes de lesa humanidad.

El secretario general de la OEA lo había anticipado a través de su Informe de la Secretaría General de la OEA y del Panel de Expertos Internacionales Independientes sobre la Posible Comisión de Crímenes de Lesa Humanidad en Venezuela del 30 de mayo de 2018. En este reporte, desde la OEA incluso se documentó la línea de mando para estos crímenes:

La misión de la ONU documentó actos de tortura, crueldad y tratos inhumanos y degradantes hechos por agencias de inteligencia del Estado venezolano a través de los cuales los disidentes –hombres y mujeres– fueron sujetos a “violencia sexual, incluidas violaciones con partes del cuerpo y con objetos tanto a las y los detenidos como a sus familiares, desnudez forzada, así como palizas y descargas eléctricas en los genitales.”

Todas las víctimas, sus historias y traumas importan. Pero ¿qué dice el reporte sobre crímenes específicamente contra las mujeres?

Pues tal como se documenta, las mujeres fueron víctima de lo que los torturadores generalmente usan contra ellas en todos los contextos: amenazas de violación sexual, mutilación sexual, acoso tanto a ellas como a sus seres queridos. También se les obligaba a escuchar la tortura de otros detenidos.

En El Helicoide, las mujeres que estaban en situación de prisión se encontraban en una celda directamente arriba de la oficina utilizada por los oficiales de inteligencia para torturar a sus víctimas. Las mujeres hacinadas en esos espacios podían escuchar, y hoy cuentan de las diferentes técnicas de tortura utilizadas por los oficiales del Sebin en contra de esas mujeres y hombres venezolanos: golpizas, choques eléctricos a partes del cuerpo, y asfixia con bolsas plásticas. El reporte refiere el caso de una mujer en 2015 que fue repetidamente violada por oficiales del Sebin en esa oficina mientras que el resto de mujeres escuchaba desde la celda de arriba. Tal como describe una de las testigos, “escuchar mientras violaban a otra mujer era una tortura para ella y para todas las mujeres de la celda.”

El reporte cita estos casos de violencia contra mujeres, pero resalta el de una detenida quien se encontraba en estado de embarazo y quien terminó sufriendo una pérdida debido a lo violento de los actos contra su integridad física, y dado el hecho que fueron incapaces de proveerle servicios médicos. Incluso después de que su novio y ella les informaran a los oficiales que estaba en el primer trimestre de su embarazo, los oficiales Dgcim la golpearon brutalmente, y la asfixiaron al punto que perdió la consciencia.

El reporte también confirma que los oficiales del Sebin y la Dgcim los tenían en espacios con condiciones deplorables. Esto fue aún más duro para las mujeres. En el caso de El Helicoide, el reporte indica que llegaron a estar hasta 30 detenidas hacinadas en celdas sin acceso a agua potable. Y cuando había agua potable, “el primer acceso era para los hombres.” Esto era especialmente difícil para las mujeres ya que por su propia biología, ellas requieren tener más acceso al baño, y en condiciones más higiénicas. Las detenidas también se les daban menos acceso al sol y a la actividad física, en comparación con los hombres.

Podríamos seguir citando evidencia del reporte, pero es devastador solo leerlo. Mucho más devastador analizarlo, e imaginar lo que pasaron nuestros compatriotas. Por ahora, nos toca ser pacientes para que el proceso, que ojalá traiga justicia y reparaciones, transcurra. La Misión presentará el reporte en su totalidad en la sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU el 23 de septiembre. Por cierto, la gente de Maduro va a estar sentada ahí. Pero el análisis de lo que eso significa lo dejamos para un próximo artículo.


* Opiniones son personales. No representan las de la Organización de los Estados Americanos (OEA).