Y la cosa se pone aún peor para los usurpadores del poder en Venezuela; el tiempo pasa y los astros se alinean para ver a los culpables del desestre venezolano detrás de las rejas.
No solo se trata de la captura del Pollo Carvajal, quien de seguro pasará de pollo a canario por todo lo que tiene que cantar en los Estados Unidos de Norteamérica, lo cual tiene bajo pánico a más de uno en Miraflores y en la sede del PSUV.
Tampoco se trata solamente del posible envío de Alex Saab de Cabo Verde a Estados Unidos y todo lo que este pudiera decirle a las autoridades policiales y judiciales del titán del norte.
Los jueces y los cuerpos como la DEA deben estar frotándose las manos por la llegada de estos personajes; sin embargo, estos no son los mayores dolores de cabeza del régimen de Maduro… No lo son, ni están cerca de serlo.
Pues, mientras caen los cómplices del régimen, la Corte Penal Internacional acelera todo los procesos para juzgar a Nicolás Maduro por violación sistemática y progresiva de los derechos humanos de los venezolanos.
Esto sí que angustia a Maduro; él conoce las consecuencias de esta acción, de como lo dejaría parado ante el mundo y cómo todo podría generar el derrumbe total y pleno de su parapeto que llaman gobierno. Por tal razón él se encuentra paralizado de pánico.
Mientras los exfuncionarios chavistas salen corriendo de Estados Unidos agotando la boletería de avión; así como más de uno trata de crear puentes para salvarse, a Maduro no le queda más remedio que lanzarse a los brazos de Vladimir Putín y esconderse debajo del poder de Moscú.
Es por ello que la Federación Rusa sale a criticar el arresto del Pollo Carvajal y a calificar de maniobra política los sucesos alrededor de la captura y posible extradición de Alex Saab a Estados Unidos. No le queda más remedio, se refugió con los rusos. Y lo hizo porque sabe que estos pueden más que los mismos chinos.
En cuestiones de geopolítica los rusos tienen mayor impacto que la República Popular China; en cambio, en el ámbito económico los asiáticos se llevan por delante a la potencia de Europa del Este. Así de sencillo.
La Corte Penal Internacional tiene muchos elementos de peso para procesar a Maduro, y él lo sabe; el equipo jurídico y diplomático conocen la situación. Ellos conocen la realidad; sin embargo, están moviendo sus cartas, mientras la oposición en Venezuela pierde el tiempo en unas elecciones que no cambiarán nada dentro del país.
El mundo –y sobre todo las instancias internacionales– tiene más claro lo que pasa dentro de la nación que los mismos integrantes del G-4, quienes embriagados de poder (o de ansias de poder) se pelean por las botellas vacías, por espacios pueriles.
Aquí el meollo es hacer que los entes internacionales juzguen a Maduro, todo lo demás caerá por su propio peso. No obstante, el status quo sigue sin comprender esto, o si –tal vez– lo comprenden entonces lo ignoran con premeditación.
Así de sencillo. Punto.
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