No se trata de un término improvisado ni mucho menos, sino de una app implementada por una Fundación denominada Caje de Ecuador, junto con la empresa tecnológica Kradac, cuya aplicación medirá los niveles de corrupción que se generan en el sector público, como una iniciativa para erradicar este mal.

Corrupción es un término, que generalmente indica el mal uso por parte de un funcionario de su autoridad y los derechos que se le confían, así como la autoridad relacionada con este estado oficial, oportunidades, conexiones para beneficio personal, contrario a la ley y los principios morales.

La corrupción produce desconfianza en los partidos y dirigentes políticos, así como en la mayor parte de instituciones públicas. Conduce a mucha gente a adoptar estrategias menos cooperativas y fomenta la deserción, con el objeto de no ser explotado por personas pertenecientes a redes corruptas.

La corrupción en Venezuela se considera alta para los estándares mundiales y es prevalente en todos los niveles de la escala social venezolana, ​ y particularmente en el poder judicial, donde incluso la corrupción se ha dolarizado.​

En los últimos 20 años, la discrecionalidad, opacidad, falta de rendición de cuentas y de controles efectivos, así como el diseño de políticas que propiciaron el conflicto de intereses y la dispersión de competencias, alimentaron los más pasmosos casos de corrupción y la destrucción de la industria que sustenta la economía de Venezuela.

Transparencia Venezuela ha registrado  217 casos de presunta corrupción, o manejo irregular de recursos públicos en Pdvsa o en alguna de sus filiales, que se traducen en irregularidades que comprometieron más de 42 mil millones de dólares del patimonio público venezolano. El inventario realizado incluye las investigaciones efectuadas por órganos de control, parlamentos, policías de investigación, fiscalías o tribunales en 16 países, incluido Venezuela.

El índice de Percepción de la Corrupción, publicado por Transparencia Internacional desde Berlín, registra pocos avances globales en la lucha anticorrupción, en un análisis sobre la relación corrupción, paz y seguridad  y así lo Corrobora Transparencia Venezuela, al referir que los esfuerzos siguen siendo insuficientes en la lucha contra la corrupción.

En el hemisferio, Venezuela es percibida como la nación más corrupta, mientras, a nivel global, el país solo supera a Somalia (12), Siria (13) y Sudán del Sur (13), con una calificación de 14 puntos, la tercera más baja entre los 180 países evaluados. El estudio, basado en una escala de 100, donde 0 es el peor desempeño o la más alta percepción de corrupción, destaca que la corrupción sigue siendo un problema predominante en las Américas –con tasas que permanecen estancadas y un puntaje promedio de 43, por cuarto año consecutivo.

“En los países con peores resultados,. este año, como Venezuela, Nicaragua (19), Honduras (23) y Guatemala (24), las élites y el crimen organizado han cooptado las instituciones del Estado”, señala la organización. Explica Transparencia Internacional que, en el continente, los líderes no han adoptado medidas contundentes para combatir la corrupción y fortalecer a las instituciones públicas, lo que ha favorecido que las redes criminales se consoliden y ejerzan un poder considerable sobre actores políticos en muchos países.

“En estos entornos altamente corruptos, el aumento de la violencia, junto con la violación sistemática de los derechos sociales y económicos, afecta de forma desproporcionada a los grupos históricamente marginados. Esto provoca migraciones masivas a otros países de la región”, añade el informe.

Delia Ferreira Rubio, presidente de Transparencia Internacional, señala al respecto que “La omnipresencia de la corrupción en las Américas alienta muchas otras de las crisis que atraviesa la región. Los gobiernos frágiles fallan en su labor de frenar a las redes criminales, el conflicto social y la violencia, y algunos exacerban las amenazas para los derechos humanos al concentrar el poder con el pretexto de responder a la inseguridad. El único camino viable es que los líderes prioricen las medidas contra la corrupción con el fin de extirparla y permitir que los gobiernos cumplan su principal función, que es proteger a las personas”.

El uso indebido, la malversación o el robo de fondos públicos privan a las propias instituciones encargadas de proteger a los ciudadanos, de hacer cumplir el Estado de derecho y velar por la paz de los recursos que necesitan para cumplir ese mandato. Los grupos delictivos y terroristas cuentan a menudo con la complicidad de funcionarios públicos, fuerzas del orden, jueces y políticos corruptos, lo que les permite prosperar y operar con impunidad.

La combinación de corrupción, autoritarismo y recesión económica es especialmente volátil en un país marcado por el desmantelamiento de los marcos anticorrupción, el uso de tramas corruptas para favorecer a aliados políticos y amasar apoyos políticos, la desinformación y los ataques al espacio cívico.

¿Será necesario implementar en Venezuela el fulano «Corruptómetro» para evitar que se siga desangrando el erario nacional, y en consecuencia se agrave aún más la calidad de vida de un pueblo en total estado de indefensión económica?

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