Todos los gobiernos de América Latina, sin excepción, han sido objeto de muchas críticas y denuncias de corrupción, sin importar si son de derecha o de izquierda. Ambas tendencias, pregonan la justicia social, el rescate de los pobres y la distribución equitativa de la riqueza, pero lo que siempre prevalece en esas administraciones es el vicio y la corruptela, que se ha convertido en las últimas décadas en un problema endémico en muchas naciones, la cual con el tiempo se ha institucionalizado, se ha generalizado y, además, se ha sistematizado.
Para entender este fenómeno, trataremos de explicar las formas en que la corrupción ha afectado a muchos gobiernos. Uno de los principales aspectos ha sido el otorgar a dedo contratos gubernamentales a empresas afiliadas al poder ejecutivo, la cual pagan sobornos para obtener esos acuerdos. No hay que olvidar también el desvío de fondos públicos, para el enriquecimiento personal de funcionarios del gobierno y sus allegados, que de la noche a la mañana exhiben riquezas que antes no tenían.
A su vez, para sostener todo el andamiaje de descomposición y deshonestidad, utilizan el sistema judicial, el poder represivo de la policía y los servicios de inteligencia, para perseguir y detener a opositores políticos, silenciar medios de comunicación y encarcelar periodistas críticos. Igualmente, todo aderezado con una carencia de transparencia en el gobierno y la falta de acceso a la información pública, también han contribuido a la corrupción en esos países.
Una de las fuentes de financiamientos de estos deshonestos, es administrar con total discrecionalidad y para su propio peculio, los ingresos obtenidos a través de la venta de recursos minerales, tales como el petróleo, el hierro, el cobre, el aluminio, el litio, etc. Es conocido el uso indebido de los fondos de las empresas estatales, en la cual desvían recursos a cuentas personales de los altos funcionarios de la empresa y sus aliados. Además, práctica ineludible es el soborno y el cohecho en la solicitud de contratos y licitaciones, acompañados de sobreprecios en la compra de equipos y materiales, sin importarles las denuncias que se realizan, porque se sienten inmunes e impunes.
Todo sazonado con la falta de claridad en la gestión de las empresas estatales, que ha permitido ocultar la información y el manejo discrecional de los recursos. Sin dejar de hablar de las irregularidades en la gestión de la nómina de empleados y la contratación de personal. Solo amigos o, mejor dicho, solo cómplices pueden desempeñar los cargos en esas industrias y en la administración pública en general.
Estas prácticas deshonestas, han tenido un impacto negativo en las economías de esas naciones, porque han afectado el flujo de ingresos de esas empresas en particular y, por lo tanto, las ganancias del Estado. Esto se puede notar por cómo han perjudicado la inversión en infraestructura y servicios públicos, así como al mantenimiento y expansión de esas empresas, generando inflación para cubrir el gasto fiscal con devaluación, mermando así el poder adquisitivo de los ciudadanos.
En síntesis, la corrupción fue, es y será un problema importante, porque genera consecuencias significativas para la economía, sumando, además, la falta de transparencia, el desvío de fondos y la eliminación discrecional de contratos y licitaciones, todo un cóctel que empobrece al ciudadano y enriquece a las élites gobernantes.
Otro elemento a tomar en cuenta, que forma la estructura corrupta de un gobierno, es la descomposición en las fuerzas armadas de los diferentes países del hemisferio. La mayoría de ellas, han sido acusadas de participar en actividades ilegales, como el narcotráfico y el contrabando, así como en el manejo y gestión de los recursos públicos. Una práctica habitual es a través de la solicitud de contratos y la adquisición de equipos y materiales militares.
Es público, notorio y comunicacional, la evidencia de que los altos funcionarios militares, han asignado contratos a empresas afines al gobierno y se han beneficiado personalmente de las transacciones. Además, se han reportado casos de sobreprecios y compras de equipos y materiales obsoletos o de mala calidad.
Otras prácticas que se llevan a cabo en el mundo castrense, es la reducción de cargos y ascensos dentro en las fuerzas armadas. En la cual hay evidencia que se otorgan en función de la lealtad política y no de los méritos y capacidades de los militares.
Todo lo expuesto anteriormente, son factores que afectan negativamente la capacidad operativa. Porque la escasez de recursos, sumado al mal manejo de los fondos públicos, inciden de manera contraria para llevar a cabo sus tareas, incluyendo la protección de la soberanía nacional y la lucha contra el crimen organizado, igualmente deteriora la confianza de la población en sus instituciones militares.
Otra pieza importante en el rompecabezas de un gobierno corrupto, es el tema electoral. Irregularidades, manipulación, falta de transparencia, votos comprados, desaparición de boletas de votación, falta de garantías para la participación de los partidos de oposición, problemas en el padrón electoral, intimidación de los votantes, en fin, una cadena de irregularidades que tienen un solo fin, facilitar la perpetuidad en el poder del grupo político corrompido.
No hay que olvidar el peculado de uso, es decir, la utilización de los recursos públicos para favorecer a los candidatos oficialistas. No importan las denuncias, no importan las protestas, no importa lo descarado de sus amaños, lo que importa es mantenerse en el poder a como dé lugar.
Para seguir entendiendo la realidad del envilecimiento y perversión de muchos países de este hemisferio, ahora toca hablar de la seguridad social, que ha sido un problema recurrente en los últimos tiempos. De los países de Latino América, la mayoría han sido acusados de corrupción y malversación de fondos. Una práctica habitual y autóctona, es la forma discrecional en el beneficio de las pensiones. Sin olvidar la venta de plazas y cargos en el seguro social a cambio de sobornos y favores políticos.
Otro elemento de la corrupción en esta institución del Estado, es el desvío de los recursos que están destinados a la atención médica y al bienestar de los pacientes, a cuentas personales. Se le suma, además, el déficit de medicinas, falta de personal, descuido de la infraestructura hospitalaria, que afecta inexorablemente la capacidad del sistema sanitario, para cumplir con sus funciones y garantizar la atención médica y el bienestar de la población.
El siguiente eslabón de la cadena, es la corrupción en el sistema judicial, que se ha convertido en un cáncer en las naciones latinoamericanas. Desde hace muchos años, este tumor ha hecho metástasis en todo el entramado de la justicia, destruyendo la confianza de la ciudadanía, porque ha generado impunidad en muchos casos.
La desmoralización y libertinaje en el aparato legal ha tomado muchas formas. Algunas de las prácticas más comunes, incluyen el soborno de jueces y otros funcionarios judiciales, el tráfico de influencias, la manipulación de casos para favorecer a ciertos intereses y la intimidación de jueces y otros funcionarios, para que tomen decisiones que beneficien a ciertos grupos poderosos.
El manejo deshonesto de la justicia, ha ocasionado en las diferentes naciones de América Latina, crisis políticas, económicas y sociales. Por lo tanto, los diferentes gobiernos han sido acusados de utilizar el sistema judicial como una herramienta para perseguir a los opositores políticos y perpetuarse en el poder. La falta de independencia del poder judicial y la influencia del poder ejecutivo, han generado posiciones muy críticas, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
Además, la corrupción judicial también ha tenido un impacto significativo en la economía del país. La falta de un sistema judicial confiable y justo, ha disuadido a muchas empresas de invertir en América Latina, lo que ha agravado aún más la crisis económica de esos países.
Para concluir este pequeño viaje sobre la realidad de los países de este hemisferio, podemos afirmar que la corrupción es un problema grave, que ha afectado a todos los niveles de la sociedad y ha contribuido a la crisis económica y política que atraviesan muchas naciones. La corrupción se ha manifestado en diferentes formas, desde la malversación de fondos públicos, la manipulación de licitaciones hasta la extorsión y el soborno.
En los últimos años, Latinoamérica ha sido considerada como uno de los grupos de naciones más deshonestas, según el índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional. La falta de claridad y rendición de cuentas, la impunidad y la carencia de independencia judicial, son algunos de los factores que han contribuido a la consolidación de la corrupción.
La deshonestidad ha tenido un impacto negativo en la economía y el bienestar de la población latinoamericana. La malversación de fondos públicos y la corrupción en la gestión de empresas estatales, han contribuido al colapso de las diferentes economías del hemisferio, mientras que la corrupción en el sector de la salud y la seguridad, han tenido un impacto negativo en la calidad de vida de los ciudadanos.
Para combatir este flagelo, se necesitan reformas estructurales y un compromiso real por parte de los diferentes gobiernos y la sociedad, para promover la transparencia y la rendición de cuentas. La independencia judicial y una prensa libre son fundamentales para garantizar la rendición de cuentas y el enjuiciamiento de los actos de corrupción. Luchar contra ella requiere una estrategia integral que aborde tanto las causas como las consecuencias. Es importante recordar que la pelea contra este flagelo es un proceso continuo y que se requiere el compromiso y la participación de todos los miembros de la sociedad.