En los últimos días, se han destapado graves casos de corrupción en el gobierno chileno. Revolución Democrática RD, es parte integrante del Frente Amplio FA, coalición de gobierno del presidente Gabriel Boric.
RD fue fundada en 2012 por Giorgio Jackson, actual ministro de Desarrollo Social y Familia, y uno de los más cercanos colaboradores de Boric.
La trama se inicia con información revelada por subalternos del Ministerio de la Vivienda, que advirtieron que más de medio millón de euros en recursos del Estado habían sido destinados a la Fundación Democracia Viva, controlada por RD.
Este dinero ha sido utilizado para asuntos ajenos al giro de la fundación y específicamente para promover acciones políticas en pasadas elecciones.
Esta situación ha gatillado la salida de al menos cuatro funcionarios responsables de acciones corruptas. La más visible ha sido la diputada Catalina Pérez, quien recién asumía como vicepresidenta de la Cámara de Diputados de Chile. Ella debió dejar su cargo, lo mismo que varios de sus cómplices.
Quien maneja la fundación es la hoy expareja de la diputada Pérez. Tras la crisis, también ha sido despedida del Ministerio de Exteriores Cecilia Cáceres, directora jurídica con rango de embajadora, también parte de RD.
El canciller chileno ha declarado que el despido fue por causas ajenas a los actos de corrupción en RD.
La crisis original se ha expandido a otras fundaciones de extrema izquierda que ya están siendo investigadas por la justicia.
El presidente Boric ha reaccionado enérgicamente, condenando los hechos, pero desmarcándose de la situación en términos de responsabilidades políticas.
Lo que más ha llamado la atención es que la directiva de RD, intentando salvar al partido, se ha querellado en contra de sus militantes acusados de cometer delitos.
El pasado reciente de Jackson
Los chilenos no olvidan que Giorgio Jackson, antiguo dirigente estudiantil y compañero de luchas callejeras de Boric, declaró en 2022: «Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo, frente a una generación que nos antecedió, que podía estar identificada con el mismo rango del espectro político, como la centro izquierda y la izquierda, yo creo que estamos abordando los temas con menos eufemismos y con más franqueza».
A la crisis inicial localizada en la norteña ciudad de Antofagasta, le han sucedido nuevas denuncias por cifras multimillonarias, que RD y eventualmente otros partidos y colectivos de izquierda, han recibido a través de fundaciones fraudulentas en distintas partes de Chile.
La pregunta que se hacen los chilenos es acerca de la facilidad con que los funcionarios asignan recursos del erario nacional a grupos de interés y colectivos de extrema izquierda. La situación es tan grave, que los hechos investigados podrían generar inestabilidad en el gobierno de Boric.
Como ya lo he expresado en columnas anteriores, Chile está gobernado por una pandilla de jóvenes engreídos que no sabe gestionar y que han llegado en muchos casos a cargos importantes sin tener la preparación y solo precedidos por su ideología y su cercanía con el presidente Boric.
Los próximos días serán cruciales para determinar el grado de compromiso de la coalición gobernante, afectado por un cáncer invasivo.
Las inundaciones
En paralelo, graves inundaciones han afectado a las regiones del centro-sur chileno, lo que ha permitido al gobierno invisibilizar parcialmente el escándalo. Boric ha instruido a sus ministros salir a terreno para colaborar con la emergencia generada por fuertes lluvias.
La aprobación de la ciudadanía al presidente Boric ya ronda el 25%, por lo que al gobierno le espera un futuro muy complicado, con su coalición fraccionada y sin expertos en gestión disponibles para asumir cargos relevantes. En 16 meses de gobierno, la izquierda chilena ha tenido 2 tremendas derrotas en las urnas, más tarde el rechazo a una propuesta de reforma tributaria y ahora el megaescándalo de corrupción en sus filas.
La intención del ministro de Hacienda, Mario Marcel, de aumentar los impuestos para financiar «demandas sociales», ha quedado sepultada. Los chilenos no quieren pagar más impuestos para que sean utilizados en acciones corruptas, en celebraciones de la caída de Allende hace 50 años o en memoriales y actividades culturales, muchas de ellas degeneradas e inmorales.
El Partido Comunista, no afectado directamente por este escándalo, saca cuentas alegres pues aumenta su grado de influencia en el gobierno. Algunos jóvenes dirigentes de las patronales, que no vivieron el gobierno de Allende, aún le creen al gobierno y ofrecen diálogo y colaboración para sacar a Chile adelante.
La ministra del Trabajo, militante comunista, sigue desplegada vociferando acerca de los beneficios de la reducción de la extensión de la jornada laboral, en un país que no crece y cuya productividad laboral no aumenta.
A la deriva
Lamentablemente ninguna autoridad chilena, ni de izquierda ni de derecha, habla de deberes. Los derechos, el feminismo, la agenda global, el cambio climático, las mascotas y las demandas LGBTIQ, repletan las agendas y los programas de seminarios y encuentros, pero nadie habla de trabajar más y mejor o de estudiar más y no menos.
Chile está a la deriva. Vienen 2 años durísimos para el otrora «jaguar» de América Latina.
Artículo publicado en el diario El Debate de España