OPINIÓN

Corrupción en alza

por Omar Ávila Omar Ávila

Termina el primer mes del año 2020, y la crisis económica y social se profundiza, el salario de los trabajadores empeora, no hay la “normalidad, ni la recuperación económica que el régimen quiere hacerle creer a la gente a través de su campaña mediática.

Y ahora vemos que a través de la asamblea nacional constituyente, en un acto de indolencia que demuestra que solo les importa sus finanzas, aprueban aumentar los impuestos a una economía exhausta que ha sufrido prolongada recesión, pero a su vez, se gastan 400.000 euros en el viaje de Delcy Rodríguez a España. Esto es como pedirle a una persona desahuciada que haga una donación de sangre. Cuando realmente se debe hacer todo lo contrario: ofrecer incentivos fiscales y tributarios para estimular la inversión y reactivar la producción.

En el otro extremo tenemos que en la Asamblea de Guaidó se aprobaron esta semana 20 millones de dólares para unos trámites jurídicos en el exterior, sin ningún control (voceros del partido Primero Justicia lo dijeron y el “procurador” puso su cargo a la orden). Pero, además, es un exabrupto: según ellos son cerca de 50 litigios y aun siendo un abogado para cada caso, cada uno cobraría en promedio 400.000 dólares de honorarios. Pienso que más útil sería usar estos recursos para tratar de recuperar el Hospital de Niños de Caracas.

Cada día son más los escándalos de corrupción en los que se ven involucrados ambos extremos, como por ejemplo la quiebra del Banco Industrial de Venezuela, Derwick y Odebrecht, solo por mencionar tres casos variopintos.

Sin contar años de dinero mal gastado sin obras de envergadura: ¿El segundo puente sobre el lago de Maracaibo? ¿Dónde se toma el tren a Valencia? ¿Por dónde agarró el tercer puente sobre el Orinoco?

Desde el gobierno no tienen la más mínima moral para hablar de corrupción. Son innumerables los casos de malos manejos, de robos, desde el Plan Bolívar 2000, las empresas de maletín, boliburgueses, bolichicos y enchufados -nacidos y criados en revolución-, hasta las centrales azucareras, las expropiaciones, el Arco Minero, los innecesarios contratos de deuda con los chinos y rusos, y, por supuesto, los regalos a los grandes “patriotas” suramericanos. Entre todos mataron nuestro patrimonio.

Por ello, en Unidad Visión Venezuela, desde el primer momento hemos exigido transparencia y que rindan cuentas a los que están manejando los recursos de Citgo, la Embajada de Venezuela en Washington, Monómeros, pero además ahora voy a pedir que se desempolven todas y cada una de las denuncias de corrupción que existen en la Asamblea Nacional, y se haga justicia, caiga quien caiga, sea del color que sea. Porque aun cuando la corrupción de esta “revolución socialista del siglo XXI” es infinita, no es menos cierto que no pueden pretender ser parte del cambio quienes aplican las mismas prácticas de los que hoy nos desgobiernan.

En fin, a estos dos extremos no les importa nuestro pueblo, y que así como esos motores que ha inventado el régimen con el pretexto de superar la crisis económica, no han funcionado -ni funcionarán-, la llamada “Operación Libertad” y el “Vamos bien” en el que creímos en un momento se evidenció que tampoco. Queda demostrado que con estos inventos de parte y parte no vamos a salir del atolladero y menos explorando salidas inconstitucionales.

El cambio no es tan simple como lo pinta la mayoría de los «dirigentes», no es cambiar de gobierno: necesitamos un nuevo pacto como sociedad y que se entienda que la propiedad privada es sagrada, que lo gratis no existe, que el gobierno debe cumplir su rol como Estado, y que no debe ser empresario; que los maestros y la educación en general deben ser prioridad y entre otras cosas, tener los mejores sueldos, pero sobre todo que quien esté al frente como presidente debe estar claro que es un empleado público más, y por último, sacarnos ese chip de que somos un país rico.

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