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Corrupción de la justicia 

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La justicia de Estados Unidos imputa a Maikel Moreno por los delitos de blanqueo de capitales; las autoridades judiciales de Norteamérica acusaron al “magistrado” de incurrir en lavado de dinero, soborno y otros delitos más.

El expresidente del espurio Tribunal Supremo de Justicia es señalado de utilizar fondos derivados de actividades ilícitas para comprar propiedades en diversos países del mundo.

La gota que derramó el vaso del descaro habría sido la villa que adquirió en la Toscana, en Italia, por la estrambotica suma de 2,4 millones de euros, además de otra mansión en La Romana, República Dominicana, valorada en 1,5 millones de dólares. ¡Qué bárbaro!

Igualmente, se ha ventilado en los tribunales de Estados Unidos que el juez rojo recibió alrededor de 10 millones de dólares como sobornos de manos de contratistas venezolanos que tenían vínculos con el Poder Ejecutivo.

El juez chavista habría sido señalado de conspiración para cometer blanqueo de capitales, encubrimiento y, también, por participar en transacciones de bienes derivados de actividades delictivas.

Se conoció que el potentado de la «In-Justicia» habría empleado sus ingresos ilegales para comprar propiedades de lujo, costearse extravagantes lujos, además de gastarse una fortuna únicamente para una actuación musical en su boda.

Y mientras tanto en el país Nicolás Maduro dice que no hay dinero para pagarle a los maestros, que no hay dinero para los hospitales, que no hay dinero para las escuelas y mucho menos para los jubilados; ¡hay que ser bien descarado!

Maikel Moreno solo sería un eslabón más en la cadena de corrupción que se ha articulado en el país en los últimos 20 años; solo otro peón en toda esa tropa de corruptos que se ponen franelas rojas y se hacen llamar revolucionarios.

Su caída es otro golpe a Nicolás Maduro, pues este caso se suma al de la enfermera de Chávez y al de Alex Saab, sin dejar de mencionar al Pollo Carvajal, todos ellos son parte de esa tramoya corrupta del socialismo.

Todos esos casos tienen su aparte en el gran expediente de Nicolás Maduro, y no solo al de violaciones de derechos humanos –ese es otro– sino al de las irregularidades administrativas cometidas durante el período que tiene Maduro ocupando la silla del Palacio de Miraflores.

Sin duda, el socialismo es sinónimo de perversión, opresión, inmoralidad y corrupción, es todo lo que está mal en la vida política de las naciones.

No hay un socialismo bueno, pues lo bueno y el socialismo son incompatibles. Así de simple.

Sin más que agregar, nos leemos la próxima semana.

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