Aprovecho la coyuntura del aniversario copeyano para retomar el ritmo de las colaboraciones semanales. Especialmente en esta oportunidad, cuando se acumulan circunstancias que elevan la importancia de esta jornada. Haciendo un repaso del camino andado, creo que una de las decisiones más importantes de mi vida la tomé en febrero de 1958, recién caído Pérez Jiménez, al inscribirme en la Juventud Revolucionaria Copeyana con apenas 15 años de edad. Con 62 años de militancia en todas las instancias partidistas, no me arrepiento. En alguna oportunidad don Rómulo Betancourt me preguntó el porqué de esa decisión, teniendo una familia proveniente, en su mayoría, del núcleo fundador de Acción Democrática. Le dije que no sabía, pero que sí sabía por qué había permanecido tanto tiempo en el partido. Esto dio pie a una larga conversación sobre el tema.
Todavía me siento orgulloso de la generación fundadora, de la que antes llamábamos intermedia y de mis compañeros juveniles de entonces. Ahora somos “los viejos” del partido y tratamos de ser fieles a las enseñanzas y al ejemplo recibido. No todos, es cierto, pero sí la gran mayoría a pesar de los problemas internos existentes. Algunos bastante graves.
Pero un día como hoy no es para agotarnos en la nostalgia del pasado. Tenemos que redefinir el planteamiento básico de la organización, objetivos concretos y estrategia adecuada para hacerlos realidad.
Mientras tanto sugiero que Copei asuma directamente la defensa de los presos políticos y luche ardorosamente, en todos los terrenos, por su inmediata libertad. Esto incluye a los centenares de exilados y de acosados por el régimen con medidas especiales que limitan su libertad. Agrego a los exilados de cualquier tipo. La idea es el cese definitivo de la “judicialización” de la política, como contribución a la paz que el país necesita.
Tampoco excluyo a los presos comunes. El sistema penitenciario venezolano es una vergüenza continental y mundial. Los sitios de reclusión y retención, hasta policial, dan vergüenza y pena ajena. Pero la dirigencia política no se ha ocupado del tema hasta ahora. Es tiempo de hacerlo.
Hay otros temas que podrían acompañar lo señalado, pero serán analizados en otro momento. Por ahora creo que la bandera de los presos, en los términos descritos, podría ser el eje de una gran campaña nacional e internacional. No debemos esperar el cese de la usurpación para ocuparnos de esto. Debe ser de inmediato, con mucho coraje e inteligencia. No tengo dudas con relación al resultado.
Como señale anteriormente, hay otros temas que deberían estar abanderados por el partido socialcristiano Copei. Entre otros están el relativo a la federación, a la municipalización de la vida pública y, en general, a todo lo relativo a la descentralización política y económica.
Copei, a los 74 años de fundado, no puede agotarse en una lucha interna intrascendente.
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