El Partido Social Cristiano de Venezuela acaba de celebrar 76 años de su fundación. Extraña jornada cumplida de diversa manera en el país. No estuvimos todos juntos todo el tiempo. Incluso en algunos sitios hasta hubo misas en distintos lugares de la misma población. Otras referencias que no vienen al caso extenderían demasiado este comentario. Pero una extraña sensación era perceptible en cada uno de nosotros. La mezcla del orgullo por el tiempo transcurrido por el partido, lo vivido por cada dirigente o militante y una cierta inseguridad relativa al futuro inmediato de la organización. El reto es enorme de cara al porvenir. No podemos agotarnos en lo pasado aunque nos deja lecciones enormes para mantenernos firmes, con claridad y coraje, en la defensa de principios básicos y eternos indispensables para la reconstrucción de la nación.
Además de lo señalado este aniversario prácticamente coincidió con la desaparición física de uno de los más brillantes dirigentes contemporáneos. Me refiero a José Curiel Rodríguez. Bastante se ha dicho y escrito en este tiempo sobre su vida y obra ampliamente conocida. Integrante de la Generación de 1958, a la cual me integré cuando apenas tenía 15 años de edad, a la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. Joseíto siempre se destacó como ejemplo y guía. Su obra está hecha. En el partido recordamos el “Plan Curiel de Organización” gracias al cual crecimos hasta llegar organizadamente hasta el último rincón y ganar elecciones a todos los niveles, incluidas las presidenciales. Como ministro de Obras Públicas en el gobierno de Caldera 1, dejó una obra insuperada y yo diría que difícilmente superable. Excelente gobernador del estado Falcón por dos períodos extraordinarios. Dirigente nacional del partido en los más altos niveles. Y, en fin, amigo y compañero en las buenas y en las malas. Su calidad humana, el “don de gente” lo acompañó siempre.
Joseíto también deja una familia bien constituida. Esposo de una gran mujer como Olguita, padre y abuelo son parte importantísima de los aportes hechos a la sociedad venezolana.
Pero ¿qué pasará con Venezuela? El año recién terminado fue pésimo en todos los aspectos. Todas las caretas están en el suelo y el régimen exhibió mejor que nunca su incapacidad, vicios y corruptelas como nunca antes, Llegó la hora de ponerle punto final. Damos todo nuestro respaldo a la iniciativa de la Conferencia Episcopal Venezolana sobre la necesidad de refundar la nación. Para que sea posible es indispensable clarificar el objetivo, unir honestamente a los verdaderos demócratas del país más allá de las diferencias pasadas o presentes y todos juntos avanzar hacia un futuro que empezó ayer. El pueblo, único depositario de la soberanía nacional, definirá constitucionalmente el camino.
@osalpaz
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