El espíritu del Balance Global de la cumbre del Clima COP 28 lo puede expresar el famoso bolero cuya primera estrofa dice así:
“Siempre que te pregunto
que cuándo, cómo y dónde
tú siempre me respondes
quizás, quizás, quizás…”
Escrita en 1947 por el prolífico compositor cubano Osvaldo Farrés, fue popularizado por múltiples cantantes, el primero Bobby Capó y luego, entre muchos otros, Nat King Cole, Sarita Montiel, Celia Cruz, Lucho Gatica, Olga Guillot, el Trío Los Panchos, Julio Iglesias, y hasta Andrea Bocelli e Il Divo. Recoge la idea de las evasivas o dudas de la pretendida, ante la exigencia del pretendiente.
Como en la COP28, la sociedad civil, la comunidad científica y la mayoría de los países asistentes pretendían una declaración final clara y contundente, frente a las evidencias expuestas del desastre que significa el calentamiento global. No se ahorraron advertencias: el rey Carlos III del Reino Unido dijo en la instalación de la COP28: «Nuestra propia supervivencia estará en peligro a menos que restauremos la economía de la naturaleza”. Antes, António Guterres, secretario general de la ONU, había afirmado: “La humanidad ha abierto las puertas al infierno”, y en la Cumbre fue muy gráfico: «No podemos apagar un planeta en llamas con una manguera de combustibles fósiles».
La aspiración era a que en la Cumbre se aprobara “la eliminación gradual de los combustibles fósiles”, pero se aprobó la tibia frase: “Reducir tanto el consumo como la producción de combustibles fósiles, de manera justa, ordenada y equitativa”. Dicen las crónicas que hubo aplausos porque al fin aparecían en una declaración mundial sobre el clima los famosos combustibles fósiles, que precisamente son los responsables de 94% del dióxido de carbono de efecto invernadero, según científicos que monitorean las emisiones en el Global Carbon Project.
El petróleo, el gas y el carbón son los principales responsables del calentamiento global, sin lugar a dudas, pero mueven más de 80% de la energía mundial y generan unas ganancias asombrosas, incalculables por la falta de transparencia de sus cuentas, aparte de los enormes subsidios que reciben de los gobiernos (léase contribuyentes) para mantener unos precios bajos, que no lo son pudiéndolos ser.
De tal manera que existen muy poderosas razones para la vigencia del bolero, que termina así:
“Y así pasan los días
y yo desesperado
y tú, tú contestando
quizás, quizás, quizás
quizás, quizás, quizás
quizás, quizás, quizás…”
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