Estamos en un momento muy complejo para el país al encontrarnos en medio de una conmoción política, causada por las posiciones radicales de algunos voceros en los últimos días, lo cual contribuye a aumentar el clima de preocupación y desesperanza que afecta a la mayoría de los venezolanos.
En la medida en que se sostiene este estilo de agitación política unida a las investigaciones y enjuiciamiento de decenas de funcionarios y sus allegados, por la malversación de miles de millones de dólares que superan los recursos necesarios para resolver las ingentes necesidades de la población en salud, mejores salarios, asistencia social entre otros; observamos cómo se agrava más la crisis política que envuelve a la nación venezolana, generando más desencanto en los ciudadanos que se sienten ignorados y sin posibilidades de resolver las complejidades en las cuales se encuentran.
La vocería oficial insiste en su estrategia de imponer la pauta política, encontrándose con una parte de la dirigencia de partidos confusa ante la posibilidad de que algunos de sus miembros resulten afectados por las investigaciones que se están llevando a cabo para determinar responsabilidades en la malversación de tan elevados montos pertenecientes a la nación venezolana. Una estrategia poderosa para aumentar la desconfianza y desencanto en la base opositora. Es necesario destacar que la mayoría de los dirigentes opositores no están afectados por estos actos de aprovechamiento del patrimonio público para su bienestar personal.
La dinámica política impone su agenda sobre los temas de interés nacional, tanto en materia económica como social, los cuales son prioritarios. Nos encontramos en un momento de extrema conmoción que arropa la vida nacional y minimiza la atención a las necesidades más inmediatas de los venezolanos.