Recientemente, he hecho campaña con todo el que he podido a fin de contribuir a acrecentar la participación en la primaria. La diversidad de respuestas me ha sorprendido, pero me voy a enfocar en una familia de ellas, la cual, además de ser la que acumula mayor proporción entre las respuestas negativas, tiene como raíz causal la desesperanza.
¿Para qué voy a participar en esa “farsa” –o en ese “show” –? Al más pintado cazador puede desarmar esta interrogante exteriorizada, casi siempre, con firme rotundidad. Máxime, cuando a continuación nuestro interlocutor(a) suele destilar una seguidilla de profecías sobre lo que el régimen hará para impedir que el “show” o “el más de lo mismo” conduzca a algo positivo. Por cierto, la inhabilitación de María Corina Machado (MCM), como profecía cumplida, ha pasado a engrosar el haber de ese tipo de argumentario.
En mi alforja, tengo a disposición muchas otras profecías sobre lo que el régimen pudiera perpetrar para desmontar la primaria. Sin embargo, mi actitud es diametralmente opuesta a la de quienes apoyan su ausentismo patriótico con tales razonamientos justificativos. ¿Cómo se les puede convencer de que vale realmente la pena apoyar el proceso hacia la primaria? Con carácter de prolegómeno al desarrollo de un hilo argumentativo, considero pertinente dar respuesta primero a la siguiente interrogante: ¿De dónde venimos?
Con independencia de que pudiese resultarnos más o menos atractivo el perfil de liderazgo de Guaidó, es factible constatar la existencia de una mayoritaria opinión, casi consenso, en cuanto a considerar el constructus de la presidencia interina como el último eslabón de una cadena de oportunidades perdidas. Después de ella, hemos transitado varias decenas de meses con un tablero político bastante inmovilizado, a pesar de lo grave de la situación social y económica de los ciudadanos. Como ha dicho alguien: mucho pedaleo pero nulo avance.
No resulta difícil imaginar cuál hubiese sido el curso político alternativo de no haberse convocado la primaria. En el contexto de tan aletargado tránsito el constructus del G3 –no olvidemos que continúa ostentando el pendón de representante oficial de la oposición, así ya no nos guste–, se las habría ingeniado para “avanzar” forzando una candidatura de consenso: ¿Rosales? O quizás Capriles, cuyo traje de habitual sospechoso estaría aún más barrocamente adornado bajo la premisa de que el régimen habría tenido que levantarle la inhabilitación. Y podemos suponer esto, habida cuenta de las infelices declaraciones, y globo de ensayo, del flamante coordinador internacional de la Plataforma Unitaria Democrática, exdiputado Luis Florido, quien estuvo acá en Madrid instalando la sucursal española del “mismo musiú pero con diferente cachimbo” [i]. Este señor, del cual no se puede desconocer su conexión orgánica con el G3, ya se atrevió a asomar la “muy digna” tesis del constructus: “Quienes estén inhabilitados deben retirarse”.
En ambos casos, Capriles o Rosales, el índice de participación en las elecciones presidenciales sería notablemente escuálido. A manera de inciso: deben internalizar estos señores, y sus más fieles seguidores, que sus mejores tiempos en el campo de la política opositora se les han vencido y que les ha llegado la hora de dar paso a otra opción que demuestre ser merecedora de la mayor confianza posible por parte de la ciudadanía. Fin del inciso. Concretada una famélica participación, ya es una lección aprendida la de que se acrecentaría en modo concomitante la posibilidad de que el régimen pudiera trampear el proceso electoral y, en este marco de acontecimientos, alzarle la mano al gran destructor Maduro como presidente electo democráticamente. El régimen habría obtenido a muy bajo costo político, casi ínfimo, el ansiado objetivo de relegitimarse en el ámbito internacional. Después de tan nefasto evento, la suspensión parcial o total de las sanciones y muchos años por delante de la continuidad de esta pesadilla.
La posibilidad de este curso tan favorable para el régimen todavía no ha sido desterrada del todo, pero ha sido obstruida en gran medida por la convocatoria a la Primaria. Esta se ha convertido en el factor desencadenante de toda la muy interesante dinámica que se viene desarrollando en el tablero político.
Lo más destacable de esta dinámica es la evidente recuperación de la esperanza y la confianza en un liderazgo opositor emergente, el de María Corina Machado, cuya ejecutoria está alcanzando dimensiones épicas en tanto y en cuanto su siembra de esperanza viene prendiendo en sectores populares y del mundo rural. Debe ser tal el hartazgo en estos segmentos de la sociedad, así como su profunda convicción de que con el chavismo en el poder todo irá a peor, que, desestimando toda esa racionalidad desesperanzada a la que hacíamos referencia en el inicio de este texto, se viene consolidando entre ellos y la opción que representa MCM una relación más pura y espontánea, me atrevería a decir que rayando en lo espiritual.
Ya las primarias han logrado un primer objetivo. Para las grandes mayorías ya no hay duda sobre quién despunta claramente para ejercer la responsabilidad de liderar la oposición venezolana. Mientras más tiempo le tome a la oposición G3 admitir esta nueva realidad, más se consolidará la creencia que se ha venido generalizando sobre sus dirigentes, como actores en un juego político donde han prevalecido sus intereses sectoriales y personales por encima de los de todos los ciudadanos.
Tampoco debe haber duda en el ámbito de la comunidad internacional. Dos presidentes suramericanos han hecho manifiesta su protesta en el seno de una asamblea de los países del Mercosur por la írrita inhabilitación de MCM. De similar manera, miembros del Parlamento Europeo se han pronunciado. Acá en España, Isabel Díaz Ayuso y otros dirigentes adscritos a los partidos políticos que, con mayor probabilidad, tendrán la responsabilidad de integrar nuevo gobierno a partir de las elecciones del 23J han exteriorizado de manera pública su apoyo a la valiente lideresa –existen razones para ser optimistas en el deseo de que la situación venezolana reciba un tratamiento radicalmente distinto por parte del nuevo gobierno español–. El Washington Post urge a Biden de un cambio en la política de su gobierno hacia Venezuela que sintonice mejor con la reconfiguración del liderazgo opositor. ¡Todo esto ha sido desencadenado por la primaria!
En conclusión, tenemos hoy un tablero político movilizado de sorprendente manera, con indicadores claros de recuperación de la participación ciudadana y de la confianza depositada en el liderazgo emergente. Se abre también la esperanza de cara a nuevos actores y nuevos contenidos en la interlocución de la oposición venezolana con la comunidad internacional y esto constituye un factor clave de cara a la búsqueda de una vía de solución definitiva. Ya nada será igual a lo que teníamos antes de la convocatoria a la primaria, con prescindencia de que estas lleguen a realizarse o el régimen las desmonte a través de «su sala electoral» –otra de esas profecías perfectamente previsibles–, de manera tal que no deja de resultarnos incomprensible esa ceguera política de no querer participar en ese «show», o en esa «farsa», cuando el mismo ha elevado de manera exponencial el costo político para el Régimen de alcanzar la relegitimación democrática, su más preciada y anhelada joya.
¡Ya nada será igual! Esto no quiere decir que el camino por recorrer esté claramente definido, pero participamos en esta nueva dinámica confiados en que esa característica de antifragilidad que ha perfilado el liderazgo de MCM se nos contagiará a todos en el complejo trance de conseguir el camino. Tenemos por delante la construcción de una nueva realidad. Ningún venezolano debería apartarse de participar en ese desafío patriótico. Pero aún en el caso de no querer hacerlo, el argumento en mínimos sería el de la solidaridad, el de manifestar: aquí estoy, listo para dar mi voto en caso de ser posible, en apoyo y respeto al hecho de que ingentes cantidades de compatriotas vienen realizando un supremo esfuerzo en circunstancias de riesgo nada desestimables.
[i] Noticia publicada el 25 de marzo de este año 2023 en la página web de El Mundo en el siguiente enlace: https://www.elmundo.es/internacional/2023/03/25/641f2f6721efa0c37a8b4581.html