OPINIÓN

Contrarian thinking

por César Tinoco César Tinoco

El pasado miércoles 30 de junio fue colgada en el portal de YouTube la Encuesta Cualitativa de Coyuntura Industrial de Conindustria correspondiente al 1er trimestre de 2021. Se trató de la presentación a los medios de comunicación de dicha encuesta.

Antes de la presentación propiamente dicha, pero luego del correspondiente agradecimiento a sus colaboradores y a los medios, el presidente saliente de Conindustria, Adán Celis, resaltó que no se trata de una encuesta cuantitativa sino de una encuesta cualitativa, tal y como reza en la portada de la encuesta. En sus propias palabras: «se trata de una encuesta de emociones» y lo cual y en mi juicio, no la desmerita ni en lo absoluto ni en lo relativo. Si las emociones no fueran importantes ni Richard Thaler en 2017 ni Daniel Kahneman en 2002, hubieran ganado sus respectivos premios Nobel con sus aportes a la economía conductual. Tampoco psicólogos como William James (1842-1910) y Carl Lange (1834-1900), con su hipótesis sobre el origen, la naturaleza y la transmisión de las emociones, fueran reconocidos y famosos.

La afirmación de Adán Celis concuerda así, de manera perfecta, con lo que escribí en mi artículo para El Nacional del pasado 30 de abril de 2021 y que se tituló «Felicidad y miseria» y en donde señalé la relación entre felicidad y expectativas, recogidas estas últimas a través de una encuesta.

Con un trimestre más de mediciones tenemos, por supuesto, más información en todos los sentidos. Por ejemplo, en la encuesta del 4to trimestre de 2020 tan solo había una lámina que hacía referencia a la «coyuntura» covid-19. En la encuesta del 1er trimestre de 2021 hay cuatro (láminas 36 a la 39).

Dicha encuesta siempre está referida a una comparación entre el trimestre de publicación versus el mismo trimestre pero del año anterior. Sin embargo y en esta oportunidad aprovecharé un concepto que utilizaba (en pasado) el Banco Central de Venezuela cuando era, al mismo tiempo, “oportuno y veraz” y publicaba información actualizada sobre el producto interno bruto. Me refiero a la variación porcentual avance o “V% Avance”.

En palabras más llanas, dicho concepto consiste en comparar el trimestre actual con el trimestre inmediato anterior. Y, apartando el error cuantitativo que se produce en una encuesta «cualitativa» (no mayor a 10% según la ficha de la encuesta), la comparación con el trimestre precedente (1er trimestre de 2021 versus 4to trimestre de 2020) revela que la situación percibida por nuestros industriales no ha mejorado. Hay que resaltar que ambas métricas siguen ubicándose en el lado negativo de las coordenadas cartesianas.

En efecto, tanto el Índice de Confianza Industrial (ICI) como el Índice de Expectativas Empresariales (IEE) no denotan progreso. El ICI pasó de -19,8 a -21,8 mientras que el IEE pasó de -48,5 a -48,7. En ambos casos no hay mejora, y resalto, 1er trimestre de 2021 versus 4to trimestre de 2020.

El ICI mide las percepciones que tienen los industriales en cuanto al comportamiento de las ventas, producción e inventarios en sus empresas, indicando así las probabilidades existentes de que decidan aumentar o no su inversión en recursos productivos en el corto plazo.

Por su parte, el IEE es el resultado del promedio ponderado de las respuestas a tres preguntas básicas presentes en la encuesta y que representan las expectativas de los industriales en tres niveles de análisis de general a particular, el país, el sector industrial al que se dedica la empresa, y la empresa como unidad de actividad económica.

Lo que resulta preocupante, y aclaro que en el contexto de las emociones que conducen luego a expectativas, es que mientras el Índice de Confianza Industrial exhibe una pendiente positiva, el Índice de Expectativas Empresariales exhibe una pendiente de cero, ambas pendientes con significancia estadística. Lo anterior quiere decir que las expectativas de los empresarios no han mejorado y lo que es peor, no han mejorado desde el 1er trimestre de 2020.

Por cierto y a pesar de lo que afirman las voces en el desierto, la de un par de economistas por allí sumergidos en su “contrarian thinking”, en ninguna de las 45 láminas que conforman ni la actual –ni las anteriores encuestas cualitativas de coyuntura industrial de Conindustria– aparece el término “sanciones” y lo cual quiere decir que, a diferencia del mencionado par, los que tienen sobre sus hombros la producción en nuestro país parecen estar claritos en lo que respecta a la relación causa-efecto de la situación Venezuela.