OPINIÓN

¿Contra quiénes y con quiénes?

por Luis González Del Castillo Luis González Del Castillo

¡Así van pasando los años! Sometiendo a una vida de penurias a las inocultables mayorías venezolanas, y americanas, que los repudiamos. Los que logran sobrevivir dentro de aquel que fue nuestro territorio, hoy controlado por mafias internacionales, del que han salido ya cerca de 5 millones de seres, para poder comer y atender la salud. También para ayudar a sobrevivir desde afuera a los que quedan dentro. Sucede con la propia oficialidad subalterna, que traicionada por la cúpula  “cívico militarista” sale del país que ha perdido la brújula y su razón profesional de ser: defender la soberanía nacional y a su pueblo. ¡Con ellos contamos!

Esa manipulable cúpula militar de hoy es el resultado de un hábil proceso de consentimiento chavista hacia todo el que se prestó a la dominación castrista. En parte engañada desde la razón de la obediencia y la disciplina militar, y esperando un supuesto sueño socialista; y otra en el afán puro y duro de enriquecerse. Así se pasó de la inicial dominación política del castrismo a la ahora dominación administrativo-estratégica de Venezuela. 

Tal dominación es ahora  también dominación militar de nuestra patria. Controlada junto a sus aliados de las FARC y del ELN, Cuba ha estado jugando con fuego junto con el chavismo y se fueron a buscar refuerzos para mantener tal dominación.  Rusia y China, así como del Medio Oriente. Ahora se están quemando con más mafias con las que compartir el botín: mafia rusa, mafia turca, mafia siria, mafia iraní. Iván Márquez montó su tienda aparte y se sacude a los viejitos de la isla-prisión. Al coquetear con el extremismo del Medio Oriente nos incluyeron en la lista de lo que es parte del problema en lugar de ser parte de la solución de paz. Antes lo fue nuestro territorio durante más de medio siglo. A él vinieron “sirios y troyanos”,  pero para rehacer sus vidas en paz. 

Esta conspiración ya data de más de viente años en el poder, desde 1999. Comenzó mucho antes (por allá hacia inicios de los ochenta) con diversas tretas, engaños e intentos de golpes de Estado desconocidos y los otros conocidos. Luego siguió mediante trampas electorales, sobornos, chantajes, y se fue alimentando desde una insana mentalidad comunista del siglo XXI como cáncer de confrontación hacia todo lo que les era directo obstáculo a su perniciosa seudorrevolución. Los Cisneros aplicaron la de Nicolás Maquiavelo y negociaron. Los Mendoza van peleando y negociando, allí y allá. Los demás han salido trasquilados y han tenido que salir del país. Hay quienes vendieron y por ahora han aparentado revirar. Otros cohabitan desde una condición de súbditos de sus majestades, los dueños de un país que una vez se llamó Venezuela. 

Ahora secuestrado se conoce no como una República libre e independiente, sino como la “narcotiranía bolivariana”. Una vomitiva vergüenza mundial de todos y para todos. Comenzando por nuestras propias fuerzas armadas.

Desde el influjo del insepulto cadáver de un presidente que había muerto muchos días antes, y transformado en símbolo de la irresponsabilidad y de la mentira, cual inigualable miseria humana se ensañó contra la soberanía del pueblo venezolano como nunca antes hasta entonces. Nuestra sociedad semidemocrática, semiinstitucional y semicivilizada se transformó definitivamente en cadáver de sociedad insepulta también. 

Desde aquella base de riqueza petrolera que nos hacía semifelices, a casi todos en promedio, en lugar de completar en todos esos semirresultados la sílaba “lla» de semilla de un nuevo país, el chavismo mató la buena semilla de reforma política y trajo la semilla del castrista régimen de odios. Desde aquellos “semilogros”, iniciados por el gomecismo con López Contreras y Medina Angarita, frente a una España en guerra civil y una Europa luego en Segunda Guerra Mundial, Venezuela había buscado sus pasos hacia la modernidad y la transición a la democracia. Una tercera vía de autóctona creación, con etiqueta hecho en Venezuela hubiera sido aceptable. Realmente un proyecto de mejor democracia frente a lo que ha sido el fraude del chavismo del siglo XXI.

¿Contra quiénes estamos? Contra todos aquellos que nos dividan frente al enemigo, y que con sus irresponsables actitudes mesiánicas nuevamente quieran manipularnos hacia la derrota; sea por diálogos estériles o por acciones aisladas de naturaleza demencial. ¿Con quiénes estamos? Con todo el que actúe lealmente a favor de la liberación definitiva de nuestra patria venezolana de esa plaga, y de América. Los que luchan, dia a día, sin protagonismos, sin inmadurez, queriendo dirigir conocimientos y esfuerzos de organización para una real epopeya de liberación no desde la fantasía y el engaño, sino desde la humildad de la grandeza y la trascendencia. ¡Muera la tiranía, viva la libertad!

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