El triunfo de Gustavo Petro en Colombia vuelve a reflotar la clásica pregunta: ¿es América Latina de izquierda?… Algunos investigadores en materia económica, social y política, reflexionan en sus diversos análisis que el triunfo de la izquierda en América Latina se debe al sufrimiento económico de los países de la región, el aumento de la desigualdad y el descontento de la ciudadanía con los gobernantes de derecha.
Actualmente, la situación política de América Latina se caracteriza por la debilidad y la erosión de las democracias, la corrupción, el narcotráfico y la dificultad para superar problemas como la pobreza, la inequidad y el aumento de la violencia. Para entender el nuevo mapa regional, es necesario repensar algunos factores: la división de América Latina entre un Norte cercano a Estados Unidos y un Sur más “autónomo”.
Es una verdad, desde la llegada al poder del venezolano Hugo Chávez en 1998 se han ido expandiendo los gobiernos de izquierda a lo largo y a lo ancho de América Latina. Esto ha propiciado un amplio debate en torno del llamado “giro a la izquierda” y de la existencia de distintos tipos de izquierdas y centroizquierdas en la región
Todas las elecciones presidenciales en América Latina del año 2022 nuevamente se mueven dentro de una intencionalidad conectada a la ideología progresistas izquierda, dándole avance a este tipo de gobiernos que cada vez cobran más terreno en este continente y dejan fuera a la derecha. Nuevamente los candidatos de izquierda fueron los favoritos en las urnas en Chile, Honduras, Colombia y se espera que también en las elecciones de Brasil la derecha quede desplazada, según los estudios de opinión. Ahora bien, si en octubre gana Lula en Brasil, la significación es que la izquierda se apoderaría de las seis economías más grandes de América Latina.
Se revela según los últimos resultados cuantitativos en Latinoamérica, la actualidad la izquierda es la fuerza política dominante en la región y la derecha tiene muy poco peso electoral en la mayoría de los países del continente. Sin embargo, el hecho de que la izquierda esté en el poder en gran parte del subcontinente no implica que la derecha sea insignificante. El hecho de que América Latina posea altos niveles de desigualdad no implica que la izquierda vaya a mantenerse en el poder eternamente, los cambios políticos no duran por siempre y la alternancia es un elemento central del juego democrático.
En síntesis, los especialistas deslizan sus análisis: “En América Latina, los últimos resultados electorales evidencian las dificultades para construir mayorías políticas, una tarea compleja y difícil. La región requiere reconstituir pactos sociales nacionales que le garanticen estabilidad y le permitan mejorar las oportunidades para la gobernabilidad democrática. Sin embargo, las fracturas y las polarizaciones presentes en la mayoría de los países de la región dificultan la labor gubernamental y la posibilidad de generar las condiciones para ejercer los derechos ciudadanos y efectivizar una ciudadanía, tanto política como económica y social. En este marco, los resultados electorales muestran las grandes divisiones dentro de cada país, entre el norte y el sur, entre la capital y la periferia, entre la meseta y el llano, entre la costa y la sierra”. Prácticamente, en toda la región el descontento de los ciudadanos con las políticas gubernamentales ejecutadas en décadas pasadas por gobiernos de derecha aún se manifiesta con fuerza, ya sea que se exprese en su momento histórico como voto de rechazo o como un voto con expectativas diferentes pero que otorga cierta continuidad en el poder central.
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