En cuanto a la educación que se impartirá en las Smart Cities, esta se basa en un aprendizaje profundo (Deep learning) en aulas y laboratorios inmersivos, lo que transformará la manera enseñar y de aprender. Se desarrollarán sistemas educacionales afectivos con herramientas como la realidad aumentada y realidad mixta. Por ello los ambientes educativos de las Smart Cities son disruptivos y flexibles.
Las Smart Cities desarrollan herramientas amigables que permiten maximizar la sensación de “inmersión en la realidad” sin que los actores tengan que encontrarse físicamente ubicados en el lugar donde está transcurriendo la situación. La simulación inmersiva puede ser aplicada a diversos campos del adiestramiento y formación dando soporte al desarrollo de herramientas y utilitarios que mejoren la calidad y disponibilidad de la información a la hora de tomar decisiones y que permita la participación activa de todos los involucrados.
En la era de la globalización, la ciencia siente la necesidad de retomar aspectos filosóficos, para ello recurre a preguntas que germinan de la misma ciencia. Estas preguntas o hipótesis incómodas aumentan las posibilidades de producir conocimiento y potencian el razonamiento y el pensamiento, ambos son condiciones propias y esenciales del humano. En Silicon Valley[1]“no solo quieren ingenieros, también filósofos que hagan preguntas incómodas” porque ellas son la clave de la felicidad.
Dichas condiciones solo pueden desarrollarse en un ámbito de libertad, en este mismo ámbito es posible la filosofía. La filosofía enseña a “aprender a ser humano” de ahí la importancia del filósofo como educador en las Smart Cities. El filósofo como educador se vale del sentido de Smart Paideia2], es decir, una educación inteligente e integral que permite el desarrollo de la personalidad para que cada individuo pueda desplegar su ethos hacia la excelencia en la adquisición de virtudes y valores: al ethos debemos construirlo entre todos para que sea un ethos común, así, podemos elaborar leyes y participar en la res publica, ésta es la mejor manera de convertirnos en humanos virtuosos.
En Silicon Valley consideran que la filosofía replantea la realidad por ello su relevancia en ámbitos tecnológicos. Entonces, observamos que hay una gran confusión, el verdadero reto al que nos enfrentamos es la profunda crisis de inteligibilidad y ética en ciencia y tecnología porque han olvidado la filosofía los mismos que hoy la reclaman o proclaman su muerte. Y por haberla olvidado caen en contradicciones y no saben cómo innovar y dar soluciones a cuestiones globales y problemas personales. Es delicado despreciar la filosofía, pero peor es juzgarla bajo la lupa de la utilidad comercial porque su valor es intrínseco[3].
“Nuestro objetivo es crear una paideia basada en la potenciación del entusiasmo a través del cuestionamiento. Esto puede conducir al uso adecuado de la tecnología y la información, lo que a su vez cambiará la topología de la polis y, en consecuencia, transformará la actitud democrática y garantizará la creatividad en la construcción humanística del conocimiento del siglo XXI. Paideia asegura el desarrollo, la innovación y el empoderamiento porque tiene que ver con las diversas formas en que un ciudadano libre se ocupa de los asuntos comunes de la polis. Esto implica llevar el conocimiento de la physis al ágora —es decir, a la res publica— para expandirlo”.
El desafío está en enseñar filosofía para que las Smart City puedan lograr el equilibrio entre el bienestar individual y colectivo; este es el camino para salir de la crisis, crisis que se muestra como económica, pero es moral y de virtudes; también es una crisis de inteligibilidad y esto ocurre por haber olvidado la importancia de la filosofía a la hora de innovar y dar soluciones globales e individuales. Tanto la crisis moral, de virtudes como la de inteligibilidad tienen su causa en el desprecio y olvido que sufrió la filosofía durante mucho tiempo, ya que mediante ella accedemos a cuestiones trascendentales. En el tercer milenio, la filosofía invita a tomar las riendas del mundo que se está fraguando, invita a renovar el contrato social y a eliminar el síndrome del Procusto, es decir la incapacidad para reconocer como válidas ideas de otros, especialmente si esas ideas se distinguen por su brillo; entonces cortan pies y cabeza de quien sobresale, así, las ideas nuevas no ven la luz, porque prima el impacto y no la calidad.
[1]Disponible en: https://www.xataka.com/empresas-y-economia/la-filosofia-es-la-gran-olvidada-pero-hay-quien-la-quiere-recuperar-para-salvar-silicon-valley
[2] RAMÍREZ B. Roberto E. (2019) “Smart Paideia” Project submitted to European Cooperation in Science & Technology COST, Bruselas, Bélgica.
[3] Yaccuzzi Polisena, V. (2017). Génesis del Conocimiento del Siglo XXI. La Importancia de Construir Preguntas. La Barba di Diogene a MultilingualPhilosophicalReview. IpaziaBooks. Italia.
Disponible en: https://ipaziabooks.com/2017/05/29/la-barba-di-diogene/ https://rinabrundu.files.wordpress.com/2017/05/la-barba-di-diogene-year-1-issue-2-may-2017.pdf
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