OPINIÓN

Consolidando consensos en Migración y Protección: la Declaración de Los Ángeles, 2022-2024

por Betilde Muñoz-Pogossian / Latinoamérica21 Betilde Muñoz-Pogossian / Latinoamérica21

Según Naciones Unidas a finales de 2020, a nivel global había aproximadamente 281 millones de migrantes en el mundo, lo que equivale a 3,6% de la población global. 26% de la población migrante mundial vivía en las Américas, lo que significa que los migrantes constituían el 7% de la población total de la región en ese año. Al mismo tiempo, para finales de 2022, 117 millones de personas habían sido desplazadas por la fuerza en todo el mundo, lo que representa un aumento del 950% en los últimos 10 años. De estas personas, 9,2 millones se desplazaron en las Américas, es decir, 28% de la población desplazada global se encuentra en América Latina y el Caribe. ¿Qué nos dicen estos datos? Que somos la región que más migra. No solo los datos lo confirman sino también la prioridad que se le está dando a este tema a nivel regional. En efecto, la migración y el desplazamiento forzado fueron objeto de mucha discusión durante la 3ra Reunión Ministerial de la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, que tuvo lugar en la ciudad de Guatemala el 7 de mayo de 2024 con participación de 20 de los 22 países que aprobaron el documento en 2022 a los márgenes de la Cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles.

Considerando lo prioritario de esta agenda de trabajo a nivel regional, es válido rescatar tres temas clave que surgieron de la discusión en Guatemala. Además de discutir la naturaleza verdaderamente hemisférica del fenómeno migratorio que está impactando prácticamente a todos los países de la región como países de origen, tránsito, destino y hasta de retorno, y repasar los datos, retos y oportunidades, los países participantes de la reunión discutieron también (a) los retos del financiamiento de la acogida e integración de personas en movilidad humana, (b) la necesidad urgente de garantizar más inclusión en el proceso de seguimiento de la Declaración, y (c) la necesidad de vincular los temas de cambio climático y migración. Un elemento adicional para resaltar fue la “desvenezolanización” del tema, y la mención de foros como los que ofrece la Declaración de Palenque como alternativas para discutir los temas migratorios a nivel regional.

En cuanto al tema del costo de la migración para países de tránsito y acogida, un tema que surgió con mucha fuerza fue la necesidad de mayor financiamiento tanto de instituciones financieras como del sector privado. En esencia, los países de origen de la región deben resolver las causas estructurales de la migración, y los de acogida deben invertir en integrar a las personas en movilidad humana, pero eso tiene un costo difícil de absorber por los países de América Latina y el Caribe que continúan enfrentando dificultades económicas, especialmente poscovid, y con cada vez menor acceso a fondos internacionales que están siendo invertidos en otras crisis alrededor del mundo. A manera de ejemplo, en 2023, en el marco del Foro Mundial sobre Refugiados, se hicieron más de 1.600 anuncios de cooperación financiera y técnica dirigida a la atención de personas refugiadas y sus comunidades de acogida, incluyendo 250 millones de dólares prometidos por el sector privado. Estas contribuciones del sector privado se enfocaron principalmente en apoyar iniciativas para la educación, la protección de personas en movilidad humana, el empleo y los medios de vida de las personas refugiadas. No obstante, al observar la asignación de estos fondos por regiones, las Américas no fue priorizada como región por los donantes internacionales a pesar de que albergamos la mayor dinámica migratoria y de desplazamiento forzado en la historia reciente de la región y desde octubre de 2022, la más grande del mundo como es el éxodo venezolano. Sumada a la situación en Centroamérica y México, en donde más de 1,8 millones de personas se han desplazado con medio millón de personas cruzando el Darién, al 2023, una cifra récord. Una arista importante de porque hace falta invertir más en el gerenciamiento de la migración y desplazamiento forzado tiene que ver con la migración infantil. Los niños, niñas y adolescentes representan menos del 15% de la población migrante a nivel global, sin embargo, en América Latina y el Caribe representan el 25% de las personas en situación de movilidad humana. Y por cierto, las niñas y las adolescentes representan alrededor del 20% del flujo migratorio femenino de la región. De hecho, en 2022, 3.7 millones de niños, niñas y adolescentes en la región se encontraban en procesos de migración y desplazamiento, representando un aumento del 47% en comparación con el año 2021.

En segundo lugar, y para consolidar el espíritu interamericano de cooperación y de inclusión, se enfatizó la importancia de garantizar una membrecía más inclusiva del proceso, y con participación de otros actores que contribuyen y participan activamente en el ecosistema de respuesta a la migración y al desplazamiento forzado. A 2024, solo 22 de los 34 Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) están participando del proceso de seguimiento de la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección con una notable ausencia, por ejemplo, de países del anglo Caribe. Se hizo evidente también la necesidad de incluir a la sociedad civil y a la academia, y aunque no se contó con su participación dentro del foro como tal, se recibieron sus insumos y propuestas con la expectativa de poder generar procesos institucionalizados para su participación.

Un tercer tema importante de resaltar fue la discusión sobre la conexión entre la migración y el cambio climático en dos sentidos. Por un lado, se hizo evidente que el cambio climático, aunado con otros factores, puede ser un factor de expulsión de la migración. Para muestra la realidad que se da en el Corredor Seco de Centroamérica, y el impacto que tiene en la seguridad alimentaria de esas poblaciones. En efecto, datos de Naciones Unidas estiman que 17 millones de personas serán desplazadas por cambio climático y degradación ambiental, y es una realidad que también afecta a América Latina y el Caribe, especialmente. Por el otro, y desde la perspectiva de la realidad en la selva del Darién, se confirma cada vez más el impacto ambiental de los pasos de personas en las rutas migratorias. Para dimensionar esto último, datos de la autoridad migratoria de fronteras de Panamá documentan que, en 2023, al menos 520.085 personas cruzaron el Darién, lo que representó un incremento del 109% con respecto a lo registrado en 2022, que fueron alrededor de 248.000 personas y 133.000 de 2021. Entre enero y abril de este año (2024), 139.000 personas ya han cruzado de Colombia a Panamá a través de la selva del Darién, con 20% del total siendo menores de edad. Al mismo tiempo, también se confirman daños ambientales importantes tales como la pérdida de bosques primarios, pérdida de suelo por erosión, contaminación de ríos y playas por basura en el Parque Nacional, entre otros, debido al paso constante de personas por esa zona. Este es sin duda un tema poco abordado que seguramente tiene correlatos en otras rutas migratorias en todo el hemisferio, y que deberá ser incluido cada vez más entre las prioridades de discusión regional.

Finalmente, más de 7,7 millones de refugiados y migrantes venezolanos han abandonado su país de origen desde 2018, de los cuales 6,5 millones (84%) están siendo acogidos en países de América Latina y el Caribe. Por otro lado, de las 139.000 personas que han cruzado el Darién entre enero y abril de 2024, 88.000 eran venezolanas, es decir, 63%. Sin embargo, el éxodo venezolano no fue el centro de la discusión como en encuentros anteriores, ni se trajeron a consideración los retos particulares que esta migración representa dado el volumen y celeridad en los movimientos de personas venezolanas, y dada la precariedad de las condiciones para su tránsito migratorio. Al mismo tiempo, también entró en el radar de la discusión la posibilidad de tratar estos temas en el marco de otros foros, en particular, el que ha surgido a partir del Encuentro de Palenque que tuvo lugar en México en 2023, y en el que participan Cuba y Venezuela.

Los países de la región sin duda dieron un paso positivo adoptando la Declaración de Los Ángeles sobre Protección y Migración en los márgenes de la Cumbre de las Américas 2022 celebrada en Los Ángeles. Sin embargo, a casi 2 años de su aprobación, persiste la expectativa de que este nuevo mecanismo de cooperación regional en materia migratoria pueda ofrecer nuevos y mejores resultados, y agregar valor a lo previamente alcanzado. Esto es algo que podremos evaluar con el paso del tiempo, y a medida que se continúe institucionalizando el proceso.