Quienes oficiamos de analistas políticos estamos obligados a despojarnos lo más posible de nuestras preferencias y deseos cuando nos enfrentamos a un contexto o hecho político para valorarlo, considerarlo, caracterizarlo y extraer de él sus posibles efectos, consecuencias y desarrollos. Hago la presente consideración porque, a veces, en los medios de comunicación y en las redes se nos venden supuestos análisis que en realidad son piezas de propaganda. Eso está sucediendo con relación a lo que pueda pasar el 10 de enero.
El fraude del 28 de julio ha contribuido a ensanchar, aún más, el desencuentro entre la agenda de la sociedad y el funcionamiento del Estado; potenciando la crisis de legitimidad tanto de origen como de gestión del proyecto chavista. Quienes gobiernan quieren quedarse a todo evento y la sociedad los quiere fuera.
No obstante lo anterior, lo previsible es que Maduro se juramente para un nuevo periodo; si el chavismo pudo hacer lo más sin titubeos: consumar el fraude y superar con éxito, por los momentos, los efectos y consecuencias del mismo, está en capacidad y en la obligación de materializar la juramentación que es un acto menos complicado con relación al primero. Ambos posibles porque cuenta con la fuerza política fáctica para hacerlo: el apoyo de la FAN y los cuerpos de seguridad del Estado.
El escenario anterior solo puede evitarse con la ocurrencia de un Cisne Negro en el formato de un pronunciamiento militar exitoso (que no un golpe de Estado) por el respeto a la voluntad ciudadana expresada en votos. Suceso que haría mutar el actual reflujo de masas (consecuencia de la brutal ola de represión e intimidación desatada por el gobierno) en un tsunami nacional imbatible. La falta de concurrencia conjunta entre la voluntad ciudadana y la aceptación de la misma de parte de la FAN fue lo que no sucedió el 28J y posibilitó el escamoteo de la soberanía popular.
Comparto con otros que lo arriba planteado no es probable que ocurra, si es que va a ocurrir alguna vez, en el corto plazo. No hay evidencia ni señales objetivas de que por ahí va la cosa. Por supuesto que “la vida te da sorpresas… sorpresas te da la vida…”. Pero un análisis prospectivo serio no puede basarse en posibles sorpresas.
La nueva situación generada por el fraude: la dictadura pura y dura para sostener el desencuentro del Estado y la sociedad no parece tener solución positiva en el corto y mediano plazo mientras la coalición en el poder se mantenga unida y cuente con los medios materiales para sufragar su aparato de dominación. En particular el actual posicionamiento de la FAN.
Le compete al liderazgo democrático (Edmundo, María Corina, Plataforma Democrática Unida y demás actores políticos y sociales) coordinado con los aliados internacionales diseñar y construir una estrategia política eficaz para hacerle resistencia y posibilitar la derrota de la dictadura. No es fácil el reto visto el nuevo contexto político. Sin embargo, la dictadura tiene debilidades y carencias que dificultan su consolidación: rechazo mayoritario de la sociedad de improbable remisión, ilegitimidad de origen e incapacidad de gratificación política y material.
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