OPINIÓN

Consejos para Maduro, aunque sean despreciados

por William Anseume William Anseume

Parece riesgoso hoy día estar aconsejando a quienes de este modo vil usan el poder en Venezuela. Pero para ellos y para él, es especial, van estos leves consejos:

Haga que las elecciones sean valederas, transparentes y verificables. No permitir que la Unión Europea envíe sus observadores es muy mal camino para lograr esto.

Una vez perdidas, como de todos modos perderá, las elecciones, entregue el poder sin evitación alguna. Traspase la banda, la silla, los símbolos todos, las cuentas. Entregue todo. Fíjese que no se trata de un asalto sino de una entrega legítima del poder, debido a una monumental derrota electoral a la vista de todos en el mundo, normal en cualquier democracia, aunque aquí, obviamente, no la haya.

Huya cuanto antes, después de eso. A Rusia, preferiblemente. Cuba está muy cerca. También puede servirle Afganistán, Irán, Irak, por allí. Váyase con su familia. Dinero no le va a faltar para establecerse en cualquiera de esos países, de los únicos en los que puede ser tal vez bienvenido.

Antes de todo esto, libere usted a todos los presos políticos, de un plumazo, la vía del indulto generalizado parece la más expedita.

También puede adelantar un modo de congraciarse con los trabajadores del país, con el trabajo en Venezuela. Ajuste los sueldos como corresponde legalmente, como pautan los derechos humanos. Sostenga eso con una invitación a producir y a invertir libremente, como si de una economía sana se tratara lo que usted va a dejar.

Estos dos últimos pasos van a hacer que suba dos puntos, no más, en las encuestas, pero la lesión será más leve. Le ganará el reconocimiento como el de alguien que propicia finalmente la apertura y la transición, palabra que escuece la existencia de algunos.

También puede, posteriormente, cambiarse el nombre por uno chino, ruso o bielorruso. Le aseguro que nadie notará siquiera el cambio. Pasará desapercibido en el mundo político mundial. Como alguien insignificante.

Luego, arrastre consigo a todos los lacayos de su régimen y póngalos a hacer lo mismo, por allá. Así nos permitirán la reconstrucción del país, no para nosotros, sino para quienes nos siguen en el espectro vital.

Antes de irse, por favor, invite a todos los venezolanos regados por el mundo a volver a la Venezuela que añoran. A una donde se pueda vivir en paz y con bienestar diario.

Saludos cordiales, dentro de lo posible.