“No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado para darte cuenta de cuánto has cambiado tú mismo”. Nelson Mandela
La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta, según Romanos 12:2. En este versículo, el apóstol Pablo nos enseña que, al seguir la voluntad de Dios, experimentamos su bondad en nuestras vidas. En términos coloquiales, es una expresión que refleja la creencia en la voluntad divina como algo positivo y completo, en cualquier circunstancia de la vida. Creer en la voluntad de Dios sólo ante circunstancias adversas sería como pedirle al corazón que palpite sólo ante ese tipo de circunstancias, un absurdo que aflora con mucha regularidad entre nosotros, de allí el dicho popular “después de ojo sacado, no vale Santa Lucía”, como expresión de una constante en nuestras vidas, en el caso que nos ocupa, insisto, la creencia en la voluntad divina como algo positivo y completo. Ojo, es algo personal, libérrimo, creo o no creo, si usted no cree, no se preocupe, la Inquisición se agotó entre los siglos XII y XIX, aunque siguió bajo sutiles modalidades tanto en las iglesias de diversas denominaciones como en la misma sociedad, por naturaleza imbuida en la religión, al día de hoy es una temática sin asidero fáctico ni jurídico a efectos de constreñir la voluntad personal respecto a la fe.
Dicho lo anterior, el presente artículo va dirigido a quienes creen, de corazón, con fe y esperanza. No quiero ser excluyente, pero en temas espirituales como el que desarrollaré debe privar la claridad del público objetivo, para evitar que se le atribuya a quien escribe la intención de manipular o sugestionar a quienes lean este artículo, en el cual, estimado lector, abordaremos el tema de la voluntad de Dios desde una perspectiva positiva y resiliente, sin caer en extremismos espirituales. Entiendo que la fe es un asunto personal y respeto la libertad de cada individuo para creer o no creer. Sin embargo, para quienes creen en Dios, es importante destacar que su voluntad es buena, agradable y perfecta, tal como lo expresa el apóstol Pablo en Romanos 12:2. Cuando abrazamos la voluntad de Dios en nuestras vidas, experimentamos su bondad, incluso en medio de las circunstancias adversas. Es importante recordar que Dios no nos abandona ni nos desampara, sino que está con nosotros en todo momento, guiándonos y fortaleciéndonos.
Creer en la voluntad de Dios como algo positivo y completo implica desarrollar cualidades como la resiliencia y la asertividad, porque nos ayuda a enfrentar los desafíos de la vida de manera efectiva y a crecer como personas. ¿Por qué resiliencia? La resiliencia es una cualidad fundamental para enfrentar los desafíos de la vida. Cuando nos aferramos a la voluntad de Dios, desarrollamos la capacidad de adaptarnos y crecer particularmente a través de las dificultades. La resiliencia nos permite mantener una actitud positiva y perseverar en nuestros objetivos, incluso cuando las cosas no salen como esperamos. ¿Por qué asertividad? La asertividad es la habilidad de expresar nuestros pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y respetuosa, algo que coincide con la voluntad de Dios, si a los mandamientos y su palabra nos remitimos. Cuando somos asertivos, nos comunicamos de manera efectiva con los demás y establecemos relaciones saludables. Además, la asertividad nos ayuda a tomar decisiones acertadas y a defender nuestros derechos sin dañar a los demás.
Entonces, creer en la voluntad de Dios como algo positivo y completo implica fortalecer nuestra voluntad en la vida diaria, y para ello se pueden implementar diversas prácticas que fomenten especialmente la autodisciplina y el autocontrol, como por ejemplo: dedicar al menos 10 minutos al día a meditar puede mejorar tu enfoque y capacidad para resistir tentaciones o dificultades. La meditación ayuda a calmar la mente y a desarrollar una mayor concentración, lo que es esencial para mantener la voluntad en situaciones desafiantes. Por otra parte, definir metas específicas y alcanzables es fundamental para fortalecer la voluntad. Al tener un objetivo claro, puedes concentrarte en los pasos necesarios para alcanzarlo, lo que facilita la autodisciplina y la motivación. Hablando de autodisciplina. Ejercitar la autodisciplina en pequeñas decisiones cotidianas, como resistir la tentación de comer algo poco saludable o posponer una tarea, puede ayudar a fortalecer tu fuerza de voluntad. Con el tiempo, estas pequeñas victorias se acumulan y mejoran tu capacidad para manejar situaciones más desafiantes.
En este escenario, en lugar de esperar que llegue el éxito, se debe visualizar el éxito y cómo te sentirías al alcanzar tus metas, porque esa visualización puede aumentar tu motivación y fortalecer tu voluntad. Esta técnica te ayuda a mantenerte enfocado en los resultados positivos y a perseverar a pesar de los obstáculos. También se debe tener presentes que es importante recordar que todos cometemos errores en el camino hacia nuestros objetivos. Permítete fallar y aprende de esas experiencias en lugar de castigarte. La resiliencia ante los fracasos es clave para fortalecer tu voluntad a largo plazo. Por tanto, creer en la voluntad de Dios como algo positivo y completo no es algo mágico, implica un componente humano a desarrollar en la misma medida que la fe, como premisa de la voluntad de Dios en nuestras vidas, algo que, por lo demás, acontece a diario.
Querido lector, sé que a veces es difícil comprender por qué suceden ciertas cosas, por qué enfrentamos dificultades, sufrimientos o frustraciones. Particularmente en esos momentos, recuerda que Dios nunca nos abandona. De allí que la voluntad de Dios no sea una carga pesada, sino una invitación a confiar en su providencia. Cuando nos aferramos a Él con humildad y docilidad, desarrollamos una fuerza interior que nos permite superar cualquier obstáculo. Una voluntad inquebrantable, forjada en la fe y templada en la oración, en la meditación de su Palabra, en la recepción de los sacramentos. Juntos, caminemos confiados en la voluntad de Dios. Abracémosla con alegría, pues es fuente de vida y de esperanza. Y aunque a veces el camino sea difícil, mantengamos firme nuestra mirada en Aquel que nos ama con amor eterno. ¡Que su voluntad se cumpla en ti y en mí!
@robertveraz
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